Iker Casillas, el eterno mártir

Publicado el 10 octubre 2014 por Adrián Gómez @Guantespuestos

Todos los días, en prensa, televisión, internet, redes sociales y demás, existe un nombre en boca de todos. Iker Casillas. Tengo que reconocer que, personalmente el tema de tener a Iker en la boca es algo que cansa demasiado y resulta muy cargante. Si lo es para mí, imagínense para él mismo…

No vamos a hacer un perfil o descubrir ahora la trayectoria de Casillas, la cual es de sobra conocida por todos. El problema radica en que, últimamente, resulta bastante olvidada y menospreciada por diversos sectores. Todo se inicia en aquel conflicto de dimensiones apocalípticas gracias a su impacto mediático, aquella foto del mostoleño sentado en el banquillo de La Rosaleda junto con José Mourinho. El principio del fin para Iker. De pasar a ser un ejemplo a seguir para los más pequeños, el yerno ideal, el mejor portero del mundo…a ser un topo, un esquirol, un portero acabado…en fin, de todo menos guapo.

Si bien el análisis mediático o de la situación de Iker Casillas con la grada del Bernabéu, sus historias con su mujer Sara Carbonero, y demás parafernalia, es meterse en un lodazal del cual no hay mucha salida sin mancharse, me gustaría abordar el tema deportivo que está afectando al capitán del Real Madrid.

El primer punto que debemos tocar y que pienso que es el principal factor que está provocando la bajada de rendimiento de Iker Casillas, es el aspecto psicológico. La mentalidad de un portero va más allá de cualquier aspecto físico o técnico. Si un portero está lleno de confianza, de autoestima, de seguridad, aunque tenga carencias a otros niveles, el factor mental le ayudará a superarlas y rendir por encima de sus posibilidades. Y esto es algo que falla en el guardameta de la selección nacional. 3 años casi de idas y venidas, de ruido mediático, de presiones de la grada, de los altos cargos, de malas relaciones con entrenadores o compañeros…todo suma. Señores, dejen de pensar que Don Iker Casillas Fernández es un robot y no tiene sentimientos, porque los tiene, como usted y  como yo, falla como otro portero de Segunda Regional, le puede la presión como a un juvenil que debuta con el primer equipo, y le superará la situación por todo el desgaste de este tiempo, porque es HUMANO.

Si el aspecto mental es clave en el rendimiento de un portero, los demás también son importantes, como son por ejemplo, los aspectos físicos y técnicos. Casillas ya no es un niño y la edad comienza a mostrar sus síntomas. Defectos técnicos que arrastraba desde sus primeras etapas y que suplía gracias a su explosividad y reflejos, comienzan a asomar al ir perdiendo esa capacidad con el tiempo. Algo que se le podría achacar es esa falta de trabajo en el gimnasio que ha reconocido él mismo hace breves fechas. Cuando llegas a una edad que el cuerpo necesita ponerse a la altura de un portero más joven y que físicamente está a mejor nivel (Keylor Navas) yo creo que es algo básico el tener la capacidad de sacrificarte y poder estar al nivel que se espera de tí. Hacer lo contrario y jactarse de ello es contraproducente y puede pasarle factura.

Ya escucho y leo las críticas. “ El mismo se lo ha buscado con su actitud”, ” Ha filtrado cosas a la prensa”, “Ha forzado la salida de Diego López”, “ Cobra X millones y tiene que aguantar” Pues bien, ustedes mismos. Estamos ante un portero de 33 años que como mucho le quedarán 5 años al máximo nivel (tirando para arriba) que ha jugado casi 700 partidos con la camiseta del Real Madrid desde su debut e internacional por España con más de 150 encuentros. Un palmarés inigualable. Yo creo que es injusto el maltrato que se le da a una figura que nos ha dado tanto a todos gracias a sus intervenciones milagrosas, sobre todo en los éxitos recientes de España. ¿Ha bajado su nivel? Obviamente si, como otro portero cualquiera, tiene altibajos y le está costando volver a ser el de antes. Falta de continuidad en 2 temporadas, bajón físico, problemas de confianza y autoestima, son losas díficiles de llevar para cualquiera. Por ello, yo rompo una lanza en favor de un compañero portero, y le agradezco que gracias a su cercanía y sus grandes paradas, haya conseguido que muchos niños de los que hoy tenemos el placer de ver en la portería, hayan escogido ese puesto gracias a verle defender nuestra posición con orgullo.