Directora: Valeria Bruni Tedeschi
Ahora sí, ahora sí vamos a comentar la opera prima de Valeria Bruni Tedeschi, que ayer no pudimos ver por problemas técnicos, lo que ahora no pasó, por eso la estamos viendo.
Sabía que las películas de Valeria Bruni Tedeschi tenían un componente autobiográfico, pero recién ahora con "Es más fácil para un camello..." me vengo a dar cuenta de cuán fuerte y hondo es dicho componente, que no se limita únicamente a mostrar cómo es la vida de una actriz de cine y teatro ("Actrices", "Un castillo en Italia"), sino que se expande hacia prácticamente todos los aspectos de la vida de Bruni Tedeschi: familiar, económico, etc. En esta, la sua opera prima, se nos cuenta la historia de una dramaturga medio nerviosa e inestable que sobre su espalda (también sobre su espíritu y su mente, claro) carga con toda una herencia familiar que va más allá de lo material, de los bienes, y que queda más acá, en las rencillas, en los quiebres psicológicos, en cierta paranoia... La dramaturga proviene de una rica familia italiana que debió abandonar Italia para evitar secuestros, entre otras tribulaciones, y el argumento en realidad consiste en mostrar un sinnúmero de escenas (sketches, me parece un término más apropiado) que deconstruyen la personalidad de la protagonista, esa culpabilidad por ser inmensamente rica, la presión familiar para que deje de avergonzarse por ser inmensamente rica, sus deseos de una vida "normal" (no rica), lo que vendría a ser el tema central, ciertamente lo más interesante porque la propia directora se ríe de sí misma, de cuán ridículo es ver a una persona privilegiada intentar parecer víctima y desafortunada. (Eso sí, igual quedan estimables diálogos y escenas que "reflexionan" a su modo sobre todo el rollo de las diferencias de clase y cómo un estatus socio-económico puede moldear y/o configurar, o directamente desordenar, el modo de ser de una persona: me gusta el flashback en donde la madre le dice a sus hijas que, al ser niñas privilegiadas, "no tienen derecho a llorar", frase que claramente puede causar una gran impresión, y de hecho la causa en la protagonista, como podemos ver a lo largo del metraje). Por desgracia, y tal como sucede en "Actrices", Bruni Tedeschi intenta abarcar demasiado y se excede no sólo en metraje, sino que también en personajes, (sub)tramas y "conflictos", y es que aparte del drama familiar (Chiara Mastroianni interpreta a la hermana y sin duda alguna es lo mejor de la película) vemos a la protagonista tener problemas de pareja, reencuentros con antiguos amantes y numerosas crisis personales, además de los flashbacks en su mayoría inanes y sobrantes, dando como resultado un conjunto deshilvanado, de poco peso y poca importancia, poco compacto y consistente, con problemas de ritmo narrativo, circulando entre el tedio de los romances de medio pelo y la particular energía de algunas escenas, como aquella, extraña y surreal, en donde la protagonista, una niña (es un flashback imaginario), invita a sus secuestradores a cenar con su familia en el castillo familiar, y ya en la mesa, todos muy amigable y eufóricamente se ponen a cantar "El pueblo unido jamás será vencido", y no me digan que semejante secuencia no es para impresionarse. La pueden ver aquí.
De esta forma, con su opera prima, Bruni Tedeschi demuestra sus dotes para el irónico sentido del humor, su valentía para crear situaciones completamente desconcertantes y descolocantes, la total falta de pudor para examinarse a sí misma (su madre en la vida real interpreta a su madre en la ficción, como en las otras dos películas; hasta aparece el mismo mayordomo, el buen Gérard; y claro, la inevitable inclusión de la religión, del catolicismo). Estas virtudes no quedan empañadas totalmente (no al nivel de la fallida "Actrices"), pero apenas logran mantenerse a flote, quizás por el candor que desprende al ser su primera trabajo, cierta ingenuidad y candidez al lanzarse de lleno a abrir su vida en canal, sin embargo el desorden narrativo y la falta de unidad dramática no ayudan a encausar este remedo de estudio psicológico sobre cuán terrible es ser millonario y privilegiado.
Es entretenida, divertida y ligera (podría rescatarse como una simple comedia de gente nerviosa de escaso -estoy siendo indulgente- contenido), y a pesar de sus problemas de ritmo el visionado sigue siendo lo suficientemente fluido, pero a fin de cuentas "Es más fácil para un camello..." queda como una nadería intrascendente que, por intentar analizar demasiado, acaba por concluir la nada misma. El título, por si hace falta decirlo, hace referencia a una cita bíblica: Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico ingresar al cielo. De esa forma, claramente, los creyentes pobres no le tocan las bolas a los ricos, pues al menos ellos sí podrán ingresar al cielo, ¿y qué son unas pocas cosas materiales en comparación con pasar la eternidad en compañía del Barbudo Benévolo?
Así las cosas, terminada esta pequeña retrospectiva, Valeria Bruni Tedeschi innegablemente es una directora con talento e intereses propios, pero su tendencia a mirarse el ombligo supera la necesidad de enfocarse en el correcto entramado de personajes y tramas, dando como resultado películas entretenidas e inicialmente interesantes que no tardan en evaporarse y perderse en los recovecos de la egolatría. La única película realmente buena de esta directora es "Un castillo en Italia", básicamente porque es más compacta y cohesionada, porque hace gala de un macabro y demencial humor negro, y más importante, porque, al fin, la directora, sin dejar de hablar de ella misma y de sus problemas personales, logra reflexionar un poco sobre la condición o naturaleza humanas y de otros temas abstractos como el sinsentido o el absurdo de la vida. Al menos en esa película esta directora no limita su mirada a su limitado mundo (o vida) interior.
Recuerden que este año estrena otra película. No me siento particularmente emocionado (para nada). La que sí capturó mi atención es Mélanie Laurent y su "Galveston", ¡de la que aún no se muestra nada al respecto!