1 Son tiempos de cambio, de grandes decisiones. De lo nuevo. 2 Despenalizar las operaciones cambiarias entre particulares, es decir, otorgarles un espacio para que libremente puedan comprar y vender sus propias divisas forma parte de lo nuevo. Ya no tendrán la excusa, sobre todo los capitales industriales y financieros transnacionales, de no “poder” traer sus divisas, y es que se “quejaban” de no tener dónde transarlas lícitamente y con la confianza que les genera el “mercado”. 3 Al derogar la Ley del Régimen Cambiario y sus Ilícitos también se dejó sin efecto el actual régimen cambiario. Por ejemplo, quedó derogado el artículo 4: “Las divisas autorizadas o liquidadas a través de los mecanismos administrados por las autoridades competentes del régimen de administración de divisas provenientes del patrimonio público estarán sometidas a las regulaciones y restricciones establecidas en este Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley”. 4 Al no estar vigente la ley no hay marco jurídico que norme el uso de las divisas del sector público, tanto las que ingresan por las exportaciones que realiza el Estado, como las que provienen del endeudamiento público externo. Dirían los abogados: quedó un vacío legal. 5 El principal cambio en esta decisión histórica, no fue solo despenalizar las operaciones cambiarias entre particulares, sino reafirmar que el Estado no asignará una sola divisa de las suyas al sector privado. Eso entendimos. 6 En vista de la necesidad apremiante de resolver el vacío legal y de normar la materia, reiteramos nuestra propuesta de una ley orgánica que además de explicitar la decisión de no seguir transfiriendo la renta petrolera a los capitales privados, establezca anualmente y por mandato constitucional el presupuesto de ingresos y uso de las divisas. Ley cuya ejecución debe ser sometida a la contraloría general y también a la social. Al fin y al cabo no son 4 lochas, y aunque lo sean. 7 Conocer cuántas divisas ingresaron, en qué se usaron, a cuáles objetivos y metas del Plan de la Patria atienden, qué organismo público las ejecutó, a qué precio internacional importó los bienes y servicios, qué compró, a quién le compró y dónde fueron a parar los productos, constituye un gran cambio. Sería, sin dudas, algo nuevo. Pasqualina Curcio
@pasquicurcio Anuncios