En nuestros días numerosas personas afirman estar siguiendo un camino espiritual, meditan, cuidan su espíritu, hablan del amor, de la paz, de cómo hacer un mundo mejor, etc… Están todos ellos en pos de la iluminación (me pregunto si saben muy bien lo que buscan o no es más que una nueva moda para sentirse un poquito más especiales que el vecino). Dicha iluminación interior, pretenden alcanzarla mediante una gimnasia espiritual en la que, mediante unos sencillos pasos, uno se puede sugestionar hasta el punto de creer haber llegado a un estado iluminado…
Y no niego que haya, desde que existe el hombre, la posibilidad de alcanzar estados de conciencia más elevados y una lucidez creciente, en la evolución personal. Pero el objeto de este comentario son los pseudoiluminados, que aquellos que buscan o pretenden haber encontrado el “camino fácil” hacia la iluminación, o el método único que en 10 lecciones te llevará a sentirte iluminado. Ante lo que me pregunto… ¿Es lo mismo sentirse iluminado que estar iluminado? Parece que no. Diferentes sabios, a lo largo de la historia, han señalado los peligros del camino espiritual y muy especialmente el riesgo de la soberbia. ¿Y no es soberbia tener ya el manual para conseguir la iluminación? ¿O pretender que es uno mismo, él solito, el que sabe su grado de iluminación?
Ante estas cuestiones, propongo como criterio de objetivación de un determinado estado de conciencia, el modelo de Wilber de los cuatro cuadrantes. Dicho autor, refiere que hay cuatro perspectivas desde las que conocer la realidad. La primera de ellas sería la dimensión subjetiva individual (lo que alguien tiene en su interior y que solo puede ver él mismo), la segunda la objetiva individual (lo que es observable por cualquiera, desde el exterior), la tercera la subjetiva colectiva o intersubjetiva (lo que se ve desde dentro de un grupo, por sus miembros) y la cuarta la objetiva (lo que se ve desde fuera, en un grupo por parte de cualquier observador).
Si consideramos, que necesitamos evaluar el estado de iluminado de alguien, en función del esquema wilberiano, lo primero sería la parte subjetiva individual, en la que uno al menos se sentirá de una forma especial, diferente a la habitual. También se sentiría bien internamente, con equilibrio, paz, armonía, salvo si se da algún periodo de crisis (no olvidemos que se dan dentro de la vida y ayudan a evolucionar). Si se siente malhumorado, irritable o desprecia a muchas personas, dudo mucho de que dicha iluminación sea real... Y si necesita contarle a todo el mundo que está en un camino para iluminarse o que ya está iluminado, podemos asegurar, casi con total certeza que la luz se le ha quedado lejos... A esto se le puede llamar egocentrismo, narcisismo o incluso megalomanía, pero no precisamente se da en las personas más iluminadas, de verdad...
La segunda parte, a tener en cuenta, sería la objetiva individual, en la que por parte de cualquier observador imparcial se comprobara que esa persona, tiene una actitud nueva, más positiva y realista ante la realidad. Si se dedica a colgarse de las farolas, tal vez no esté muy iluminado que se diga y es muy probable que haya perdido el juicio.
Desde la tercera perspectiva, habría que contemplar la dimensión intersubjetiva, es decir, como perciben los miembros de un grupo, a uno que se haya iluminado. Se supone que sus relaciones tendrían que ser armónicas con las personas, pero no de dominación ni sumisión y se supone también que sería alguien que no va generando sufrimiento y malestar en otros y que se tiene actitudes leales, adecuadas y empáticas ante sus semejantes. Edith Stein decía que la empatía era un acto espiritual, así que un iluminado que se precie, debería tener al menos un poquito. Pero… ¿a cuantos “iluminaos” les falta precisamente esa cualidad tan fundamental?
Y por último, señalaría la parte de la visión objetiva colectiva, que tiene que ver con cómo funciona alguien dentro de su sistema social. ¿Es alguien que se puede sostener por sí mismo con su trabajo o vive aprovechándose de los demás? ¿Es alguien que siente capacidad de buscar un nuevo trabajo, si pierde el suyo o vive obsesionado con un trabajo fijo? ¿Es alguien que sabe manejarse con las finanzas? ¿Sabe compartir? Etc, etc. Se podrían decir muchas más cosas, pero aquí sólo quiero dejar un esbozo de lo que puede ser una evaluación de alguien supuestamente más lúcido que otros.
Os dejo un vídeo en el que se muestra con maestría y buen humor la búsqueda compulsiva y ensimismada de la iluminación…