Después de reparecer en varias ocasiones cuando se rumoreaba su muerte, Steve Jobs esta vez no ha podido eludir su cita. Muere demasiado joven, con 56 años, tras haber aportado al mundo de la tecnología múltiples ideas que se hicieron realidad. Más allá del aspecto comercial y de la inmensa fortuna que habrá conseguido Apple a lo largo de su historia Jobs ofreció una alternativa a Bill Gates. Dicen que los que somos seguidores de la manzana nos volvemos caprichosos y maniáticos y coleccionamos los productos sin necesitarlos. Es cierto, puede que no necesite el iPad que por la crisis aún no tengo, ni el iPhone que tampoco poseo (me toca conformarme con mi Ipod y mi Mac portátil), pero lo cierto es que los pocos productos que he adquirido nunca han requerido una reparación, no se cuelgan y me ofrecen una calidad de imagen y sonido que no pueden superar otros. Además, Jobs conseguía transmitir ilusión y capacidad de superación contagiosas, a falta que ahora, tras su muerte, comiencen a salir críticas o noticias ocultas que respondan, quizás, a intereses económicos. Muchos dicen que revolucionó el mundo. Si quieren revisar sus aportaciones tecnológicas lean el artículo que elaboró 20 minutos ayer jueves, horas después de su muerte.