La pregunta no es quién gobierna a quién....
La pregunta es qué es lo gobernable.
A diferencia de otros lugares del mundo occidental, como Estados Unidos, Europa parece creerse falsamente a salvo de los elementos: no se forman huracanes, ni son habituales los tornados, ni siquiera padece a menudo largas y desmesuradas tormentas. Como máximo, olas de calor o de frío. Sin embargo, todo indica que con el cambio climático los fenómenos extremos estarán cada vez más presentes y quizás nos encaminemos de nuevo a otros tiempos en los que la naturaleza era una fuente de vida, pero también una amenaza constante. Innsbruck, una ciudad en la que da la sensación de que nunca puede pasar nada, parece totalmente alejada de cualquier peligro. Sin embargo, las montañas están ahí, por todos lados, como un recuerdo de que, incluso en la Europa del siglo XXI, pensar que se puede controlar la naturaleza es una ficción: se puede destruir, de eso no hay duda, y vamos por muy buen camino, pero es imposible dominarla, existe un punto en el que siempre escapará a nuestro control. (Una lección olvidada, Guillermo Altares)