Sobre la fachada lateral del palacio que los Condes de Osorno ostentarían en pleno corazón de la Vera cacereña, una galería cubierta se abre en amplio balcón a modo de logia de sencillas líneas, trazado según el gusto clasico que, al parecer, D. Garci Fernández Manrique de Lara, III Conde de Osorno y señor de Galisteo, descubriría y admiraría durante el viaje a Italia que realizaría como acompañante de Carlos I en su coronación en Bolonia como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, un año antes de adquirir el señorío de Pasarón, en 1.531, decidiendo remodelar el primitivo palacio de corte militar medieval en toda una residencia renacentista que deslumbraría como edificio civil tanto en la localidad, como en el resto de la comarca.Pasarón de la Vera (Cáceres). Siglo XVI; estilo renacentista.
Arriba y abajo: erigiéndose un primer edificio por la que fuese propietaria del Señorío de Pasarón a finales del siglo XV, Doña Francisca de Toledo, tras perder su esposo D. Gutiérrez de Solís el condado cauriense y fijar el matrimonio su residencia en Pasarón, sería el inmueble duplicado tras la llegada de D. Garci Fernández Manrique de Lara alargándose por su esquina suroccidental, resultando una fábrica en forma de L cuya fachada lateral o frontal exterior de la prolongación arquitectónica del siglo XVI permite apreciar la adecuación de la construcción al desnivel terrenal, sumándose una planta más a las dos originales (abajo), con tres alturas finales donde destaca la logia clásica central, coronada por un corredor horadado con una serie de arcos de medio punto, añadido ya en el siglo XVII (arriba).
Arriba y abajo: diseñado en el más puro estilo clásico renacentista, la logia lateral del pasaroniego Palacio de los Condes de Osorno muestra una balconada sustentada por cinco columnas cajeadas rematadas en dintel de orden compuesto, soporte a su vez de una destacada serie de pétreas zapatas labradas sobre las que descansa el dintel final, quedando marcado el punto de unión del cerramiento superior con los pilares balconiles a través de cinco clípeos desde los que asoman las testas de similar número de personajes, de frente y barbados el segundo y cuarto, cubiertos y de perfil el primero y último, femenino presuntamente el central.
Arriba y abajo: remata el conjunto en sus esquinas laterales inferiores sendas gárgolas graníticas (arriba y abajo), reminiscencia medieval sobre la que parte el diseño renacentista, duplicada en la planta inferior a modo de cabezas pétreas que asoman desde el lienzo mural, desaparecida la derecha y convertida en mera decoración la izquierda, taponada la abertura de desagüe (abajo, siguientes).
Arriba: siendo la logia lateral la balconada más destacable del palacio pasaroniego, cuenta el edificio con más ejemplares balconiles y vanos de relevancia artística, abriéndose una nueva galería cubierta en la fachada principal del monumento de menor categoría que la logia pero destacable en el conjunto urbano de la pasaroniega Plaza del Palacio a la que se abre, coronando la puerta principal de entrada a la vivienda, rubricada por un blasón que guarda los escudos del matrimonio formado por D. Garci Fernández Manrique de Lara con Dña. María de Luna, impulsores y mecenas de la renacentista obra.
Abajo: a la derecha de la portada principal llama la atención la presencia de una saetera sobre otro de los balcones renacentistas con que cuenta el edificio, clara contraposición de las líneas arquitectónicas de lo que fuera el primitivo palacio medieval, robusto y sobrio, con el clasicismo y elegancia de la construcción efectuada en el siglo XVI, enmarcada entre jambas y dintel cajeados, englobados a su vez por cornisa y columnillas sobre ménsulas, con balaustrada ciega y remate en pináculos.
Abajo: coronados los tejados del edificio con una amplia colección de chimeneas de sabor mudéjar, la silueta del palacio de los Condes de Osorno se alza sobre el resto del verato caserío de Pasarón, considerado en su resultado artístico y sabia combinación de los elementos arquitectónicos clásicos italianos con las soluciones constructivas propias del país y de la época, a la que se sumaría el toque hispano-musulmán, como la obra civil renacentista más elegante de la comarca de la Vera, uno de los escasos palacios de relevancia artística además ubicado fuera de las grandes poblaciones del siglo XVI extremeño, claros motivos que han permitido al inmueble poder ser declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento, por DOE 60/2018 de 15 de mayo.