Rescatados del abandono y la postergación, caído un ejemplar bajo una encina mientras que su hermano figuraba incrustado como sillar dentro del casco local, dos verracos sorprenden al visitante formando parte del actual mobiliario público villarejo, puestos en valor como esculturas enriquecedoras del acervo municipal sin apartarse de la función patrimonial que ostentan, como herencia histórica, artística y cultural del pueblo vetón que los talló. Villar del Pedroso (Caceres). Siglos V-I a.C.; estilo prerromano vetón.
Arriba y abajo: enclavado en la villareja calle de las Eras (arriba), un primer verraco de los dos conservados en la localidad de Villar del Pedroso muestra una poco común actitud amenazante, al haber sido labradas en inclinación sus patas delanteras (abajo), menos erosionado su costado derecho por permanecer tumbada la escultura sobre él durante siglos bajo una encina de la dehesa de La Oliva hasta su descubrimiento y recuperación (abajo, siguiente).
Arriba y abajo: conocida la talla popularmente como el "Toro Mocho", tal nomenclatura hace referencia tanto a la pérdida del hocico del animal reflejado (arriba), como a la identificación de la obra, de 1,55 metros de largo y 1,52 metros de altura, conservada la basa original, con un ejemplar bovino masculino en base a diversos detalles anatómicos dados al mismo, dotado de pezuñas (abajo, y siguiente) y rabo colocado sobre el lomo, figurando el penacho final de la cola entre las orejas del bóvido.
Abajo: conocido ya por los vecinos del pueblo el "Toro Mocho", se ignoraba por el contrario la ubicación de un verraco hermano en la plaza Mayor del lugar, descubierto y rescatado por el equipo del erudito D. José Ramón Fernández Oxea, actualmente depositado en un pequeño parque de la localidad diseñado entre la calzada de la carretera provincial CC-20.2 y el tramo encauzado del arroyo Cagancha, fijado sobre una porción de piedra granítica de similar naturaleza a la de la talla, carente de su basa primitiva.
Abajo: destaca en esta segunda escultura vetona, de 1,18 metros de longitud y 0,63 metros de altura, la aparición sobre su costado derecho de una inscripción latina de presunto carácter funerario, donde las letras romanas, sólo legibles las de la segunda del pareado de filas que componen la epigrafía (EST . BA . VX . ET . F...A) comparten espacio con diversas cazoletas marcadas sobre la granítica pieza.
Arriba y abajo: perdida también en este ejemplar parte de la cabeza del animal (arriba, y arriba anterior), se descubren a pesar de la tosca talla características anatómicas que nos permiten confirmar el género masculino del animal reflejado, dotado de bolsa escrotal labrada bajo una pequeña concavidad que se adivina el ano del mismo (abajo).