Imágenes arquetípicas 1

Publicado el 18 abril 2011 por Vali

C.G. Jung denominó a las imágenes a través de las cuales se manifiesta el inconsciente como “imágenes arquetípicas”.
Las imágenes arquetípicas ofrecen un rico reflejo de nuestra experiencia interior y de nuestra interacción con el mundo exterior.
Empezamos a descubrir el ámbito arquetípico a medida que avanzamos hacia una comprensión más compleja de nuestro yo interior.
Aprendemos que nuestra personalidad total no sólo incluye- el ego- fácilmente reconocible, sino también -la máscara- que nos ponemos para obtener aceptación social. De mala gana trabamos relación con una figura interior del mismo sexo -la sombra- y también podemos encontrar un “alter ego” del mismo sexo que nos ofrece compañerismo y apoyo -el doble-. Encontramos una figura interior del sexo opuesto que nos enseña que las fuerzas y debilidades que pensábamos que pertenecían a las mujeres (si somos hombres) o a los hombres (si somos mujeres) son en realidad parte de nuestro propio potencial psicológico -el anima y el animus-,………………………………………………………………………………………………….…………………………………………
Descubrimos que llevamos en nuestro interior una insinuación de un yo completo que nunca puede volverse plenamente consciente pero que nos conduce hacia una vida más rica y plena. Todas estas figuras interiores no son características nuestras sino imágenes arquetípicas, figuras que aparecen de modo típico o quizás universal.
Al descubrir estas figuras actuando en la propia vida interior entramos en contacto con otros modos de percepción y sentimientos, con recuerdos olvidados, capacidades ignoradas o desvalorizadas y energías reprimidas, que tienen la capacidad de enriquecer y profundizar nuestras vidas.
Cuando estas otras facetas de nosotros mismos se nos muestran como personas interiores, podemos entrar en relación con ellas como lo hacemos con las personas del mundo exterior. De hecho, podemos descubrir que nuestro encuentro inicial con estas figuras interiores se da a través de nuestra relación con personas reales en las que hemos proyectado parte de nosotros mismos.
A medida que establecemos una relación más consciente con estas imágenes arquetípicas podemos liberarnos de sus miedos y deseos, de impulsos cuyo poder sobre nuestras vidas quizá nunca hemos afrontado directamente, también podemos aprender a usar su sabiduría y energía.
Rara vez nos encontramos estas figuras en orden puro y simple, en el inconsciente los arquetipos individuales no están aislados unos de otros, sino en un estado de contaminación, de fusión e interpretación completa y mutua.
La versión que la psique tiene de sí misma es animada, antropomórfica y dramática, como si consistiera en un grupo de personas interactuando activamente para apoyarse, desafiarse, desgastarse, traicionarse o complementarse mutuamente.
C.Valiño