Se presupone al mundo artístico el uso máximo de los procesos imaginativos pero quizá, el sector del Arte lo único que puede apuntarse como tanto, es haber desarrollado técnicas y formulaciones precisas para desarrollarla, en contexto donde prima la transmisión de contenidos y mensajes que buscan una reacción x, normalmente un in site reflexivo, en el interlocutor.
La imaginación, sin embargo, es patrimonio del ser vivo que vive envuelto en procesos evolutivos complejos, sin ella, no habría posibilidad alguna de establecer parámetros de cambios y transformaciones que procuraran adaptación y mejora a todas las especies.
Ella convoca el mundo de las probabilidades y aglutina elementos para lanzar hipótesis que son lanzadas al mundo de la prueba hasta conseguir el éxito, la implantación y la manifestación de una visión que aparece de forma interna en individuos o colectivos enteros y puede desarrollarse el proceso imaginativo tanto de forma inconsciente o extrayendo las leyes que la generan elaborando una técnica o proceso que puede ser aprendido y entrenado para sacar el máximo potencial.
La imaginación resuelve problemas e inconvenientes de forma innovadora.
Los hábitos heredados de la Era Industrial, convienen en afirmar que no es precisa y que es mucho más conveniente ahogarla en función de la realización mecánica de tareas establecidas, sin conexión y sin tener que preocuparse por la coherencia entre ellas pero la Era Industrial, tiende al estancamiento básico de todos los proyectos que viven en ella y no entiende la innovación más que en apartados departamentos que tienen como misión encontrar procesos innovadores que serán troceados para que sean ejecutados, sin objeción, por los especialistas en cada tarea pero cuando desde los grupos de interés, la demanda, ya no solo reclama un Valor Funcional correcto o que cumpla con unos mínimos de calidad, todo ese despliegue corporativista pierde valor de efectividad y simplemente, dibuja una estructura lenta e ineficaz incapaz de adaptarse a las nuevas necesidades de los mercados que exigen Valor Funcional, Valor Emocional y Valor de Responsabilidad Social Corporativo correcto para obtener la preciada Reputación que muestra que eres un miembro influyente de la comunidad con la sana intención de permanecer y posicionarse lejos de la imagen de una Cultura de pelotazo que no aporta valor y solidez en los mercados.
Si precisas de imaginación para resolver problemas e inconvenientes, resulta necesario contar que la imaginación sin acción no conduce a ningún puerto y que la acción es la base sobre la que se debe mover toda una estructura empresarial que precisa del espacio adecuado donde la creatividad y el talento sean potenciados al máximo para encontrar y poner el pie procesos imaginativos de alta potencia con los que dar solución a las demandas crecientes de coherencia, de principio a fin, en todo el tejido empresarial capaces de generar una Imagen de Marca de verdadero valor que no precise de gritar que lo tiene porque todos los grupos interesados son capaces de percibirlo en todos los puntos de encuentro.
Los proyectos empresariales que llegan desde la Era Industrial precisas de esa transformación y para conseguirlo es necesario dotar al ámbito de trabajo de las cualidades que hacen florecer la imaginación y de la habilidad de ejecutar acción encuadrada en objetivos generales compartidos para adoptar las nuevas fórmulas.
La imaginación es un proceso que se puede aprender y mecanizar, la acción se puede volcar en partituras compartidas que revelarán el valor de toda la pieza y el único valor que puedes estimar como volátil es la inspiración, pero mejor que ella, la inspiración te encuentre trabajando y los equipos artísticos conocen y ponen en pie toda la técnica necesaria para que el trabajo sea altamente productivo en la creación y puesta en pie de estos procesos y terminan siendo un recurso de alto valor para Branding.