Tras la Segunda Guerra Mundial, las revistas de ciencia-ficción se multiplican, trascendiendo el terreno pulp, y los relatos ganan en complejidad. Un nuevo tema, pronto recurrente, será el safari en el tiempo, que explotan A sound of thunder [1] (1952, en Collier’s) de Ray Bradbury (1920-2012), Danger: dinosaurs! (1953) de Evan Hunter (1926-2005), A gun for dinosaur [2] (1956, en Galaxy science fiction) de L. Sprague de Camp [3] (1907-2000) y Poor little warrior! (1958, en The magazine of fantasy & science-fiction) de Brian W.Aldiss [4] (1925). The hunting season (1951, en Astounding) de Frank M. Robinson (1926-2014) será pionera en la clonación de saurios.
Pese a lo que pudiera sugerir el título, no sigue esa linea argumental Day of the hunters –los cazadores son los propios dinosaurios- (1950, en Future combined with science fiction stories) de Isaac Asimov [5] (1920-1992), que inventó la “dinococina” (A statue for daddy, 1958). Y también se ocupó de los dinosaurios otro pilar de la ciencia-ficción como Arthur C. Clarke (1917-2008), que en Time’s arrow (1950, en Science fantasy) desarrolla la teoría de la asimetría temporal de Eddington.
En Star ships (1948), del paleontólgo Ivan Efremov (1907-1978), los extraterrestres fueron los responsables de la extinción de los dinosaurios. En cambio, éstos servirán de modelo para recrear razas alienígenas en el episodio de la serie de James White (1928-1999) “Sector General” Trouble with Emily (1958, en New worlds), o en Prostho plus (serializada desde 1967 en If o Analog) y Orn (1971, segunda parte de su trilogía Of man and manta) de Piers Anthony (1934). En Trans-plutonian (1951, Milton Lesser) la atmósfera ralentiza su metabolismo. Pero Herbert, protagonista de A thing of the past (1953) y The genial dinosaur (1954) de John Russell Fearn (1908-1960) protegerá a la humanidad de los aliens.
El cambio climático trae de regreso a los dinosaurios en Report on the status quo (1955, Terence Roberts), conforme a la vieja tesis de Lyell (v.cap.1). En The weakling (1961, Everett B. Cole) los saurópodos son bestias de carga. When time was new (1964, en If) es el origen de la novela Eridahn de Robert F.Young (1915-1986). Paul Ash [8] (1928) fue nominada al I Nebula por The wings of a bat (1966, en Analog). Paul W. Fairman (1916-1977) y Lester del Rey (1915-1993) escribieron Tunnel through time (1966). Poul Anderson [9] (1926-2001) manda al hombre a la conquista del jurásico en Wildcat (1958, F&SF).
También la literatura infantil y juvenil volvió la mirada hacia los señores del mesozoico. Oliver Butterworth (1915-1990) escribió The enormous egg (1956), Syd Hoff (1912-2004) Danny and the dinosaur (1958) y Ann Coates Dinosaurs don't die (1970 –ilustrado por John Vernon Lord-), en la que las estatuas de Hawkins para Crystal Palace cobran vida.
Henri Musnik “Pierre Olasso” (1895-1957) escribió Le monstre prehistorique (1952). Bob Morane (1953, Henri Vernes) protagonizó Les chausseurs de dinosaures (1957). Venus está plagada de dinosaurios en la germana Perry Rhodan (1961). Y no podemos olvidar el microrrelato más famoso, El dinosaurio [10] (1959) de Augusto Monterroso (1921-2003).
Four color comics de Dell (trasvasó filmes de Harryhausen) apostó por los mundos perdidos en Turok [11] (1954, Rex Mason) o Kona (1962) de Don Segall y Sam Glanzman (1924), que colaboró con Gray Morrow (1934-2001) o Al Williamson (1931-2010) en The illustrated history of prehistoric animals (1959, The world around us#15, Gilberton). Joe Kubert (1926-2012) unió trogloditas y dinosaurios en Tor (1953) y Johnny Hart (1931-2007) en B.C. (1958). George E. Turner publicó la tira semanal divulgativa The ancient Southwest (1951). Hubo safaris temporales en Day of the hunter (Mysteries of unexplored worlds#36, 1963, Charlton). Otto Binder (1911-1974) dibujó dinosaurios junto a los clásicos de DC, donde Gardner Fox (1911-1986) escribió Strange adventures para Gil Kane (1926-2000) o Murphy Anderson (1926), Jack Miller/Rubén Moreira (1922) idearon al viajero temporal Rip Hunter (1959) y Bob Kanigher (1915-2002)/Ross Andru (1927-1993) Suicide squad (1959) o The war that time forgot (1960).
Los británicos Colin y Denis (1918-2002) Mc Loughlin publicaron Swift Morgan in the lost world (1948). Y también hay dinosaurios en las viñetas de tarzánidos galos como [12] Rahan (1969, Roger Lecureux/André Chéret) o las sagas belgas Blake y Mortimer, Spirou, Bob et Bobette o Yoko Tsuno, y la del galo Bibi Fricotin [13]. O en los clásicos hispanos: el TBO (Altamiro de la cueva, 1965, Joan Bernet/ Carles Bech) y Bruguera (La familia Dinosáurez, 1957 de Francisco Torá; Troglodito, 1957 de Martz-Schmidt; Hug, el troglodita, 1965 de Gosset, cuyo éxito impulsó a Roquita o Los trogloditas; o El Capitán Trueno [14] de Víctor Mora). José Antonio Nieves Conde (1915-2006) dirigió El sonido de la muerte (1964), cuya bestia es invisible hasta un breve instante de clímax.
Ray Harryhausen (1920-2013) animó The beast from 20.000 fathoms [15] (1954), The animal world [16] (1956), One million years B.C. [17] (1966) o El valle de Gwangi (1969), que culmina un proyecto de su mentor Willis O’Brien, cuyo modelador Marcel Delgado (1901-1976) realizó –siguiendo a Knight- las figuritas que animan en Dinosaurus! (1960) David Pàl –hijo de George Pàl-, Don Sahlin –Los teleñecos-, Tom Holland y Phil Kellison.
En Checoslovaquia, Karel Zeman (1910-89) animó Viaje a la prehistoria (Cesta do pravěku, 1955), con apoyo del paleontólogo Josef Augusta (1903-68), conocido por su colaboración con Zdenek Burian (1905-1981), tal vez el más influyente paleoartista [18]. Rasa Strautmane utiliza a los dinosaurios para criticar al régimen soviético en Gora dinozavrov (1967).
En televisión destacan Los picapiedra (1960) de Hanna & Barbera [19], y en Japón Oraa Guzura dado (1967) y el piloto de Time bokan (1975), de Hiroshi Sasagawa (1936) para Tatsunoko.
Rudolph F. Zallinger (1919-1995) pintó el mural (34 m) The age of the reptiles (1947) para el Yale Peabody Museum. En 1955, Louis Marx lanza sus figuritas coleccionables [20] al mercado y se inaugura Dinosaur Provincial Park en Calgary –cuyo zoo acoge estatuas de dinosaurio desde los 60-, patrimonio de la humanidad desde 1979. En 1964, Claude K.Bell (1897-1988) comienza a esculpir las de Cabazon para atraer clientes a su café. Le siguen Dinosaur Land (Virginia), Dinosaur World [21] (1967, Arkansas, con esculturas de Emmet Sullivan) o Dinosaur State Park and Arboretum (1968, Connecticut).
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[1] Es el relato de ciencia-ficción anterior a 1984 más reeditado. Rich Corben lo adaptó al cómic (1993) y Peter Hyams al cine (2005). Bradbury añadió La sirena en la niebla (1951), Tyrannosaurus Rex (1962), Aparte de dinosaurio, ¿qué quieres ser de mayor? y dos poemas a una antología (1983).[2] Roy Thomas/Val Mayerick y Ernie Chua lo adaptaron a viñetas (1973) en Worlds unknown. Bradbury envió al protagonista, Reginald Rivers, a otro safari en el tiempo para la antología The ultimate dinosaur (1990); otros siete viajes completan Rivers of time (1993). En 2005, Chris Bunch escribe un décimo viaje como homenaje en la antología The enchanter completed.[3] También autor de Employment (1939), The stones of Nomuru (1988) o The venom trees of Sunga (1992), las últimas de su serie Viagens interplanetarias.[4] También autor de Heresies of the huge god (1966), An age (1967) o The tell-tale heart machine (1968).[5] Su ensayo Those dying lizards (1970) plantea la extinción por una supernova. Day of the hunters estaba basado en The big game, manuscrito de 1941 perdido que encontró un fan y aparecerá en Before the golden age (1974). Debus, A.A. y Debus D.E. (2002) Dinosaur memories. Lincoln: iUniverse.[6] Que inspiró también las igualmente flojas películas Babe, the secret of the lost legend (1985, Bill L.Norton) y The dinosaur project (2012, Sid Bennett).[7] La animaron el ayudante de Harryhausen, Jim Danforth (1940) –Timegate (1975)-, y David W. Allen (1944-99) –Dr. Mordrid (1992), Prehysteria! (1993) y sus secuelas-, responsables del plesiosaurio de The crater lake monster (1977), el monstruo reptiliano de The day time ended (1979) o los dinosaurios de Caveman (1981).[8] Pseudónimo de Pauline Ashwell, también autora de Boneheads (1996).[9] Aportó Unnatural enemy para la antología The ultimate dinosaur (1992).[10] Fue el microrelato más corto (siete palabras) hasta El emigrante (2005, Luis Felipe Lomelí) -cuatro-, pero Luis XIV (2006, Juan Pedro Aparicio) tiene una sola. Miguel Rojo (1957) utilizó El dinosaurio como comienzo de su relato infantil El dinosaurio, el príncipe, la niña y su mamá (2010). [11] A animación y videojuego en 2008. Su principal guionista fue Paul S.Newman (1924-99), que trasvasó a cómic la serie de TV The time tunnel (1966).[12] También han aparecido alguna vez en Zembla (1963, guión F. Oneta), como en el italiano Akim (1950, R .Renzi), ambos dibujados por Augusto Pedrazza.[13] Le piège diabolique (1962, E.P. Jacobs), El viajero del mesozoico (1960, A. Franquin), La clé de bronze (1971, W. Vandersteen), La forge de Vulcain (1973, R. Leloup) y Bibi Fricotin spéléologue (1963, P. Lacroix y R. Maric).[14] Dinosaurios, dragones y otros monstruos en las aventuras del Capitán Trueno (José Fernández). Incluyó más dinosaurios en Jabato Color#10 (1970). Otro autor clásico del tebeo de aventuras, Manuel Gago, les dibuja en Purk, el hombre de piedra (1950) o Castor, hijo de Fuerte (1962), cuyos enemigos cabalgan en iguanodontes.[15] Muchos aseguran que inspiró Godzilla (1954, Ishiro Honda), piedra fundacional del “kaiju” o cine de monstruos –alguno sauriano, como Baragon o Varan- nipón –asimilado en Corea desde Yonggari (1967) -que sustituye la animación por un actor disfrazado, como en Unknown Island (1948, Jack Bernhard), The land unknown (1957, Virgil W.Vogel), It’s alive! (1969, Larry Buchanan), o Gorgo (1961, Eugène Lourié), el Godzilla británico –Reptilicus (1962, Poul Bang), el danés, era una marioneta; Charlton pasó a ambos al cómic-. Los disfraces siguieron en The last dinosaur (1977, Alexander Grasshoff y Shusei Kotani) o Theodore Rex (1995, Jonathan Betuel).[16] La animación fue reutilizada en el filme Trog (1970, Freddie Francis).[17] Remake de One Million B.C. (1940, Hal Roach), con animales disfrazados de dinosaurios. La Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad Animal se quejó y tendrán que reutilizar sus grabaciones Tarzan's desert mystery (1943), Two lost worlds (1950), Prehistoric women (1950), Tarzan's jungle manhunt (1951), Untamed women (1952; remake Dinosaur island en 1994), Robot monster (1953), King dinosaur (1955), Teenage caveman (1958) o Valley of the dragons (1961) y en la TV Ramar of the jungle o Jungle Jim. Brett Piper dirigirá la parodia A nymphoid barbarian in dinosaur hell (1991).[18] Incluso a nivel filatélico. El primer sello con dinosaurio (un lufengosaurus, diseñado por Wu Jiankun) se imprimió en China en 1958, seguido de una serie completa realizada por A. Heindrich según los dibujos de Zdenek Bunian para el Servicio Postal Polaco en 1965.[19] También produjeron Dino boy in lost valley (1966, Alex Toth), Mighty Mightor (1967, Alex Toth), El valle de los dinosaurios (1974, Charles Nichols), Dink, the little dinosaur (1989) o Jana of the jungle (1978, Doug Wildey), que pasó al cómic Frank Cho en 2007 e inspiró su Shanna (2005), mientras en 1975 Pat Boyette adaptó para Charlton Cómics Korg 70.000 b.C. (1974, actores). Scooby-doo se las vio con dinosaurios en The cyber chase (2001, Jim Sternstrum) y Legend of the phantosaur (2011, Doug Landale).[20] Seguirá a Prehistoric times (1957) el set One million years B.C. (1974). Otros juguetes de la época son King Zor (1962), el dinosaurio luchador a pilas, o los Mold-A-Rama de la Feria Mundial de NY 1964-65.[21] Hay una cadena homónima con parques en Florida, Texas o Kentucky.