Imaginar el pasado, temer el futuro

Por Jgorostiza

Cubierta del libro , dibujo de Luis Pérez Ochando

En febrero del año pasado me invitaron al congreso Mundos imaginados: Geografías fantásticas, distopías y futuros apocalípticos organizado por el Decanat de la Facultat de Geografía i Història de la Universitat de València, en el que decidí escribir sobre arquitectura -aunque no puede evitar relacionarla en algunos aspectos con el cine-, presentando una ponencia titulada «Arquitecturas imaginadas por arquitectos», que trataba sobre los peligros de la arquitectura utópica, centrada en la primera mitad del siglo XX. 
Unos meses después me solicitaron un texto para publicarlo y basándome en esa ponencia escribí «La distopía involuntaria: Arquitectura del futuro en el pasado», que ahora acaba de publicarse en el libro colectivo, Imaginar el pasado, temer al futuro: Apocalipsis, distopías y mundos fantásticos, coordinado por Ester Alba Pagán, Elena Monzón Pertejo y Luis Pérez Ochando, y publicado por Tirant Editorial. Reproduzco el texto que han escrito los coordinadores para presentar este lujoso tomo: 

«A través de la fantasía, el horror y la ciencia ficción comprendemos mejor el tiempo en el que vivimos. Se ha dicho que estos son géneros escapistas, y a menudo lo son, pero no por ello dejan de plantear los temores de los que la sociedad quiere escapar y los anhelos que se plasman en ese lugar al que quisiéramos fugarnos: la utopía, la Tierra Media, otros planetas. La fantasía, el horror y la ciencia ficción son géneros que nos hablan de la Historia, que nos distraen de nuestras preocupaciones cotidianas para volver a planteárnoslas transformadas, disfrazadas de alienígenas o de monstruos de otros tiempos. Imaginar el pasado, temer el futuro recopila una serie de textos imprescindibles que abordan la fantasía desde una perspectiva histórica y de género, planteando diferentes maneras de investigar la ficción en busca de lo real a través del análisis de obras como Juego de tronos, Los juegos del hambre, Her, The Congress o el cine de zombis posterior al 11-S. Las tres partes en que se divide la obra, dedicadas, respectivamente, a la ciencia ficción, el horror y la fantasía suponen una visión minuciosa y rigurosa de algunas de las principales proyecciones en las que se han visto plasmados nuestros sueños colectivos, desde las aventuras cartográficas de un mundo todavía por descubrir, en la Antigüedad, hasta los temores frente a un futuro siniestro, en el que la continuidad misma de la vida en el planeta queda en entredicho; desde los mitos del bosque como umbral hacia otros mundos hasta la pesadilla distópica de El cuento de la criada. Habitamos hoy un tiempo de lo incierto, a menudo incomprensible, pero investigar sobre la fantasía nos permite entender mejor qué es lo que deseamos como sociedad y a qué tenemos miedo».

Como se puede comprobar, un tema muy amplio, interesante y polémico, en el que han participado numerosos especialistas. A continuación, reproduzco los dos primeros párrafos de mi texto:

«Normalmente los arquitectos han sido los profesionales que han planteado cómo serán o cómo deberán ser las edificaciones y las ciudades en el futuro, aunque no llegaran a construirse; pero también ha habido propuestas urbanísticas y edificatorias ideadas por personas que no tuvieron el título que las habilitaba para proyectar y construir edificios, de hecho, muchas de las ideas más innovadoras y visionarias no se publicaron en revistas o libros profesionales de arquitectura, sino en otras ediciones, que a menudo se han despreciado por no pertenecer a la cultura oficial, o se han visto en las pantallas cinematográficas, y en ambos medios han aparecido incluso antes que fueran planteadas por arquitectos».

«El periodo de tiempo comprendido entre los inicios del siglo veinte y finales de los  años sesenta, fue cuando se produjeron las propuestas arquitectónicas más interesantes y radicales, que en algunos casos incluso pudieron ser llevadas a la práctica; un periodo finalizado en una década en que se cuestionaron duramente esas propuestas, llegando a demoler algunas de ellas».

Si alguien quiere seguir leyéndolo, me temo que deberá comprar este libro lo que puede hacer digitalmente, aunque recomiendo que se haga en una librería como por ejemplo la madrileña 8 1/2.