[Ricardo Portmán] @ecosdelviniloRecibidos en su momento como una voz sospechosamente innovadora, hoy Imagine Dragons transmite esa sensación de producto barato con envoltorio brillante. No es que se esperara mucho de su nuevo disco Evolve -quizás esto sea la crónica de una muerte anunciada- pero el resultado es mucho peor que las más modestas proyecciones.
El álbum contiene el algoritmo necesario para seguir gustándole al mismo publico, para continuar llenando el mismo tipo de auditorios y hasta para sonar en las FMs orientadas al millennial promedio, pero esto es únicamente estrategia y marketing, no arte. Los singles Thunder o Walking The Wire empujarán las ventas digitales y tratarán de enmascarar un listado de temas pop de usar y desechar, letras insustanciales y guiños puntuales al pasado ochentero (en Start Over). Imagine Dragons han quedado para ser el primer concierto de un teenager: inofensivos y ruidosos.
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