El disco empieza con Call me, y te quedas petrificado, porque es un tema lento, en plan balada donde su voz es la principal protagonista, con aires de jazz y soul. Black Tears suena a clasicazo por todos sus poros, con esa guitarra de Jeff Beck que recuerda a Chet Atkins y sus aires hawaiianos, mientras Imelda sigue cantando de vicio y sólo subiendo el ritmo en el estribillo, eso si, de forma gloriosa (se nota que aquí habla de su separación). Should've been you es un medio tiempo brutal, en clave soul y pop a la vez, donde su voz sigue destacando de forma extraordinaria. Sixth sense es muy sensual, también de corte clásico, y ritmo pausado, y es aquí donde te das cuenta que su estilo rockabilly ha quedado bastante aparcado, temazo de tomo y lomo donde amplía registros más aún. Human con la guitarra empezando el tema se vuelve un tema enérgico y es realmente dulce. How bad can a girl good be se introduce incluso en el country, con aire a las baladas de este estilo, pero tamizado por la voz de May. En Bad Habit vemos a la Imelda que todavía recuerda su pasado musical, es el tema sin duda más rockabilly del disco, no lo puede negar porque parte de ahí, pero ojo que es un temazo fantástico, con unos cambios de ritmo excelentes y ojo al sólo de guitarra. Levitate vuelve a relentizar el ritmo de manera gloriosa, sedosa, insinuante, locura total. When It's my time es el tema donde su descubridor, Jools Holland toca el piano e interpretan un blues pausado y clásico que pone los pelos de punta. Leave me lonely es otro de los temas poderosos del disco, realmente impactante, con un ritmo potente y un puente y estribillo tremendos, otro gran tema. The girl I used to be acaba el disco normal, un tema de tono acústico, de aire country campestre que le sienta como un guante a la mano.
De los cuatro temas que incluye la edición deluxe, The Longing, el primero, es pura fuerza, con un ritmo potente, y cierto aire psicodélico incluso. Flesh and blood es algo circense, pero es un tema precioso, donde su voz vuelve a ir sobrada y hace juegos malabares. Game changer vuelve al poderío, musical y vocalmente, pieza extraordinaria. Love and fear es un medio tiempo alucinante, donde su voz navega entre guitarras y percusiones meciéndose de manera tremenda. Vaya cuatro regalazos, cuatro joyas, que no deben faltar.
Vamos con ese Black Tears interpretado en los Maida Vale Studios.