Vale, mil libros no, pero sí un buen (y apetecible) montoncito de ellos. Algunos de ellos ya han abandonado mi estantería y han sido devueltos a la biblioteca, así que no habrá foto (aunque San Google ha tenido la amabilidad de cederme las portadas, as always). Hoy estoy perezosa y no me apetece escribir demasiado (¿será porque me he levantado hace poco?), así que me hago a un lado y os dejo con los libro de este In My Mailbox (✿◡‿◡.)
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Empecemos con cuatro títulos de Amélie Nothomb, esa autora que tantas palabras buenas ha recibido en la blogosfera y que el mes pasado por fin pude catar. Brillante como una cacerola ya está reseñado en el blog (aquí), y las demás llegarán a su tiempo. Metafísica de los tubos es una de las novelas autobiográficas de la autora, al igual que Ni de Eva ni de Adán; la primera no me convenció del todo, pero la segunda fue otro cantar: menuda Amélie. Cosmétique de l’ennemi (publicado en español como Cosmética del enemigo) ha sido una novela corta de ficción extraña, muy extraña, pero me ha gustado, y ha sido una delicia leer a Nothomb en francés: no hay nada como una versión original.
El dragón de su majestad y El trono de jade son, respectivamente, primera y segunda parte de la saga Temerario, obra de Naomi Novik (han sido reeditados hace poquito por Alfaguara). Están leídos, los he disfrutado (I♥dragons), y pronto caerán sus reseñas. He jugado con lobos está basado en una historia real, una historia que impacta, pero a la que que como obra literaria le ha faltado algo; hace unos días ya lo reseñé (aquí). Y, por último, esa segunda parte de Contra el viento del norte, esa que quería leer y alejar de mí a la vez, porque una tiene su lado masoquista que disfrutó con aquel final que Glattauer nos dio: Cada siete olas. Lo he leído, me ha gustado y lo he odiado a partes iguales; tendrá buena nota, pero por debajo de su primera parte.
Sigamos con los libros de la biblioteca que aún tengo que devolver… La guerra de los mundos (H. G. Wells), un clásico de la ciencia ficción que me ha entretenido pero no maravillado, La guerra de la pólvora (Naomi Novik), tercera parte de Temerario, que pronto leeré, y El hombre marcado (Peter V. Brett), uno de fantasía épica tradicional que me ha encantado y que es primera parte de una trilogía.
Además, me llegaron por sorpresa de parte de la editorial tres libros (narrativa adulta) que, a primera vista, no me llaman demasiado. Código genético (Amàlia Lafuente), En mares salvajes (Javier Reverte) y Caminarás con el sol (Alfonso Mateo-Sagasta). ¿Habéis leído alguno? Las opiniones son bienvenidas.
Carolina se enamora, lo nuevo de Federico Moccia, me llegó con un par de meses de retraso como parte de una promoción, y aún lo tengo en la estantería pendiente de lectura porque las pocas críticas que he leído no lo ponen demasiado bien… Ullals (Colmillos, en castellano), de Salvador Macip y Sebastià Roig, lo cerré hace un par de días y me sorprendió gratamente con un final que me dejó sin palabras. Wicked Game, ese libro del que me han hablado bastante bien y han publicado en nuestras tierras con una portada que me tiene algo desencantada, está también en la montaña de pendientes, al igual que Casada por los pelos, lo nuevo (en español) de Jane Costello. Espero reír tanto como hice con su otro libro, Damas de honor.
Más allá de las sombras (Brent Weeks), tercero de la trilogía El Ángel de la noche, cuya segunda parte aún tengo pendiente de lectura. La noche del cazador (Nalini Singh), primera parte de una saga de romántica paranormal que ha recibido críticas buenísimas y que tengo muchísimas ganas de leer. Aprovechando que el autor estará firmando libros el día 23 en Barcelona, me he hecho con El bolígrafo de gel verde (Eloy moreno), libro que me han recomendado y del que me han hablado muy bien. Cuando vi Everlost (Neal Shusterman) en la librería no pude evitar traérmelo a casa: tiene una pintaza que… *babas*
Si tú me dices ven lo dejo todo… pero dime ven, ese nuevo libro de Albert Espinosa con un título tan largo y atrayente como el anterior, y que tanto me ha gustado; para hacer pleno, hace un par de días me compré la edición en bolsillo de El mundo amarillo, que leí del tirón anoche y que me ha servido para conocer mucho mejor a Albert (me encanta este hombre, tiene un toque único). Llevo meses diciendo que quiero leer varios de los títulos de Nicholas Sparks, así que por fin me hice con uno de ellos: Querido John. Y, cómo no, con La huella de un beso, tercera novela de Glattauer publicada en España y que tenía que ser mía sí o sí.
¡Qué ganas tenía de hacerme con Un poco de abril, algo de mayo, todo septiembre! Jordi Sierra i Fabra es uno de esos autores con los que crecí y este libro (que seguramente empezaré esta tarde) no podía faltar en mi estantería. También le había echado el ojo a Leonís, de César Mallorquí, así que me llevé una agradable sorpresa cuando me llegó (sin esperarlo) de parte de la editorial.
Heraldos de la luz (Víctor Conde) es uno de esos libros que me llamaban la atención cada vez menos porque no acababan de convencerme, así que se lo moocheé a Niva y santas pascuas, a ver cuándo lo leo. Y mirad si es adorable (y elegante y sofisticada, of course :3) que me mandó un montoncito de marcapáginas monísimos, entre ellos uno de su blog (¿Pilláis la indirecta? Visitadla, YA).
El Don, El Enigma y El Cuervo son, en ese orden, las tres primeras partes de Los libros de Pellinor (Alison Croggon). Fantasía épica (de la buena, según dicen), abundantes páginas (llamémosles tochos) y ganas de leerlos pese al temor de encontrarme con una narración que se me haga cuesta arriba (esperemos que no).
De parte de Montena me llegó (por sorpresa, again) El país de hielo, décima (¡décima!) parte de una saga infantil llamada Ulysses Moore; no sé si se puede leer de forma independiente o no, así que se lo he encasquetado a mi hermana pequeña, que adora este tipo de libros, para que se lo lea antes que yo y me diga :P
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C’est tout. Como siempre, sentíos libres de comentar cualquier cosa sobre los libros que os he enseñado: vuestras opiniones son más que bienvenidas ✿