La definición de la wikipedia de este subgénero, de maternidad italiana, no puede ser más coincidente con respecto a los postulados de De Palma:
- Da mucha más importancia a lo puramente formal que a la coherencia de la trama, que en ocasiones parece una mera excusa para dar consistencia a la parte visual.
- Tendencia a recrearse en la violencia explícita rayana en lo morboso, que, sin embargo, suele ser tratada de un modo deliberadamente irreal y estilizado.
- El crimen es presentado en largas secuencias —sequenza lunga— culminadas en una explosión de violencia fuertemente idealizada y coreografiada.
un técnico de sonido registra ambientes nocturnos...Por tanto, su similitud con Hitchcock se relega básicamente al primer punto, y es que ninguno de ellos busca grandes historia sino excusas argumentales para poder acomodar sus trucos de cineasta.«Las babas del diablo» es un relato de Julio Cortázar publicado en 1958 y cuya primera mitad inspiró a Blow Up, película que Antonioni rodó en 1966. Un fotógrafo descubre al ampliar una de sus fotografías a una persona con una pistola, escondida entre los arbustos de un parque, a punto de matar a alguien. La misma base sirve para gestar este Blow out de De Palma, que delata la referencia en el propio título. Pero quizá sea La conversación, de Francis Ford Coppola, rodada en 1974, a la que deba su esencia argumental y analogía expositiva. Haciendo un mix con todo ello, resulta este argumento que sirve de excusa para plantear sus consabidas escenas de montaje:Un técnico de sonido de cine está registrando ambientes nocturnos en el campo y es testigo de un accidente en el que un coche cae a un río y muere un importante político. Al escuchar la grabación, el técnico descubre que suena un disparo antes del reventón de la rueda del coche, lo que hace suponer que se trata de un intento de asesinato.Travolta interpreta a este detective improvisado que busca la verdad a toda costa, cuando paradójicamente su trabajo se basa en poner sonidos estilizados a los reales, convirtiendo la mentira en su éxito profesional. Y como en cualquier buen ejemplo de guion norteamericano, el protagonista no resulta nunca pasivo, como sí lo eran con respecto a la trama el voyerista entrometido del relato de Cortázar y el Hemmings de la película de Antonioni. Es precisamente su interés por llegar a la verdad lo que compromete su supervivencia y posibilita todas esas escenas que, con destreza matemática, conforman esta salsa visual y sonora con especias Donnagio, que insisten en caminos ya trazados anteriormente a la vez que abren nuevos senderos que Scarface o Femme Fatale seguirán explotando. Pocas veces la lente bifocal habrá estado tan sobreutilizada y la arquitectura visual y su construcción secuencial resulten tan juguetonamente artificiosas como en esta película. Y menos mal que es así, porque artificiosidad y estética a raudales es lo que uno espera siempre de este género.¿Y quién, en nombre de Caín, es capaz de producir la fascinación y el impacto de una mujer fatal de doble cuerpo, casi hermanas, que nos levanta tanta pasión cuando viene vestida para matar?Solo De Palma. Fernando Cámara___________________________________________