Mi puntuación: 6/10
La mayor virtud del desaparecido director británico Tony Scott era dotar a sus trabajos de un ritmo trepidante, y este caso no es una excepción con una historia sencilla inspirada en hechos reales que nos muestra como un estúpido error se convierte en un espectáculo al que se le exprime todo el jugo posible. Los actores no pintan mucho ya que el auténtico protagonista es el tren que arrasa con todo a su paso brindándonos momentos de tensión considerable. Si estás aburrido y quieres ver algo que no te haga pensar mientras comes palomitas, esta es tu película.
Mi puntuación: 6/10
Mi puntuación: 6/10