Impepinables: The June Brides – There Are Eight Million Stories…

Por Homeboy

Es curioso, pero cuando se habla de C-86 no es muy habitual que la gente mencione a The June Brides, cuando la banda londinense ya practicaba ese sonido mucho antes de que apareciese la famosa cinta del NME que dio nombre a esa corriente. Quizá sea porque tan solo sacaron este mini-Lp, un Ep, y par de singles más en toda su carrera. Además, se separaron antes de que aquella corriente empezase a hacer ruido.

La banda de Phil Wilson fue a toda leche y desde su formación en 1983 hasta su separación en 1986, les dio tiempo a editar todas las referencias que he comentado más arriba. Lo mejor de todo es que en aquellos dos años que realmente duró su carrera – su primer single se editó en 1984 – no sacaron ni un solo mal tema y este mini- Lp o canciones como In The Rain o This Town, son piezas fundamentales del Indie-Pop británico.

Afortunadamente, Phil Wilson ha decido retomar su carrera – tras veinte años trabajando de oficinista – y hace dos años que sacó el estupendo “God Bless Jim Kennedy” y ha reactivado a parte de la banda para hacer conciertos en los que toca canciones de toda su discográfia. Gracias a esto, parece que por fin se les esta reconociendo como uno de los grupos más influyentes de aquella década.

Una de las cosas más interesantes que tenia la música de The June Brides era la perfecta combinación que hacían de esas guitarras aceleradas y cristalinas (tan tipicas en aquella época) con una trompeta que casi siempre estaba presente. No obstante, se convirtió en una de sus señas de identidad, y en algo que les diferenciaba del resto.

“There Are Eight Million Stories…” empieza con The Instrumental, un tema que sirve de perfecta introducción para el resto del álbum, y que a pesar del titulo, sí que tiene un pegadizo estribillo. Además, de un solo de trompeta que se te mete en la cabeza a las primeras de cambio (¡cuanto han tirado The Lodger de este rollo!). A partir de aquí, es imposible resistirse a los siete temas restantes, y uno ya cae rendido a temas como I Fall (¿su mejor canción?), Sunday To Saturday, Sick Tired And Drum (aquí es donde mejor se ve esa combinación de guitarras y trompeta que comentaba antes) o esa maravillosa Everyday Conversation que ya editaron como single antes de sacar este álbum. Vamos, que estos 22 minutos de música son de lo más irresistibles, y no es de extrañar que estuviese más de un mes en el nº1 de los charts independientes de su país.

Según el propio Phil Wilson, la banda se disolvió porque las únicas canciones que le quedaban estaban a medias, y no se veía capaz de acabarlas. Algo que le honra, ya que lo normal es acabar esos temas como puedas, y editarlos, aunque no te queden bien. Por supuesto, esto lo decía mucho antes de que le diese un ataque de estrés en su oficina, y decidiese dejar su trabajo para volver a la música dos décadas después. Una decisión de lo más acertada.

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