El sábado, que fuimos a llevar mi Bichito y yo el aceite a un punto limpio, hacía más frío que muchos de los días de este invierno. De hecho hubo varias amigas que me contaron que sus pueblos estaban nevados. Qué tiempo más extraño, ¿verdad?
En estos cuatro días hemos hecho muchas cosas, he disfrutado mucho de mi familia. El único inconveniente es que mi Pequeñín ha dado unas noches de aupa, de esas que se despierta 3 veces y que no se calma si no está en la cama encima de mamá y sólo y exclusivamente encima de mamá, porque del agotamiento se me ocurrió dárselo una noche a mi marido y madre mía, qué lloros, qué potencia de voz. Así que más bien hemos dormido poco, de hecho todos los días nos hemos despertado de noche y hemos amanecido jugando en el salón.
Y con mi Bichito la hemos tenido para que se echara la siesta. Desde escaparse cuando mi marido se quedaba dormido (porque se echaba la siesta con él en nuestra cama) hasta aparecer con un chupete de mi Pequeñín o un babero o lo que se la ocurriera que estaban en el suelo. Era dárnoslo y luego salía corriendo a la cama, por lo que no podías decirle nada más que gracias. La he intentado hasta hacer chantaje y nada, no había manera, no quería irse a dormir. Sin embargo, al final cuando caía, se dormía 2-3 h, pero la costaba muchísimo relajarse y quedarse dormida.
Pero excepto por la carencia de horas de sueño, sobre todo mía, hemos hecho muchas cosas: nos hemos bañado juntos (me encanta bañarme con mis dos hijos), hemos hecho castillos, jugado al dominó, ordenado algunas cosas (lo de recoger los juguetes también ha sido asignatura pendiente estos días), cocinado y comido todo lo que ha hecho mamá (así estamos…). Y para terminar las vacaciones, ayer mi Bichito y yo hicimos cake-pops.
Disfrutar, he disfrutado mucho, pero por muchos metros cuadrados que tenga mi casa, 80 para ser exactos, a mí 4 días sin salir, sin respirar aire, sin organizar algo, me agotan y me siento un poco recluida. De hecho, cada vez que mi marido decía algo de bajar a la calle con mi Bichito, yo me ponía rápidamente a vestir a mi Pequeñín y me calzaba las zapatillas para acompañarles y él me miraba y me decía que no, que quería irse con ella porque conmigo era mucho más lenta. Y tiene razón que es más lenta, pero para mí era la excusa perfecta para salir, para dar un paseo porque me sentía un poco encerrada. Un día le acompañé pese a su mala cara y algún comentario, el otro tuve que dejarle que se fuera solo con nuestra hija, pero ahora que no nos oye, ésta se la guardo y me la pienso cobrar en los próximos 5 fines de semana porque no va a ver su casa nada más que en fotos. Ja Ja Ja Já (risa maléfica). Por suerte ayer pudimos bajar a la calle y disfrutar un ratito del sol, de la pelota y del andador de mi Pequeñín, que, por cierto, ya empieza a dar sus primeros pasitos.
Por lo pronto, este sábado un Taller de Decoración de Galletas con La Paxarina y el domingo dos cumpleaños. Ains, qué ganas tengo que llegue el fin de semana!!!!
Y vosotros, ¿qué tal lo hab
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