Hace un tiempo, paseando por la calle, oí a una madre decir algo a su hijo que me partió el alma. En ese momento, preferí no contarlo porque estaba muy indignada y, cuando me ocurre esto, no soy capaz de ver las cosas con claridad. Pero han pasado dos semanas y me sigue pareciendo tan demoledor como el primer día...
Volviendo de camino a casa, vi a un niño de unos cinco años jugando en el balcón de su casa. Su madre no estaba con el y, en su ausencia, el peque se había dedicado a tirar por el suelo todo lo que encontró en su camino. El niño estaba allí, tan entretenido en el suelo jugando con las pinzas y demás trastitos que había tirado y montándose sus historietas (siempre me ha fascinado esa capacidad de los niños de imaginar y montar verdaderas historias con las cositas mas simples).
De pronto, salió su madre y, tras ver las pinzas, unos cuantos trapos y alguna cosita más sin mucha importancia en el suelo, coge a su hijo bruscamente del brazo y le espeta algo así, como : "Ves para dentro que como te coja te reviento la cabeza..." a lo que el niño respondió entrando para dentro sin mostrar ningún tipo de reacción en relación a las gruesas palabras de su madre.
Me pregunto que debe pasar por la cabeza de una madre para proferir palabras como esas a su hijo. Porque, por mas vueltas que le doy y por más que me puedan decir que se trata de comportamientos espontáneos, que se dicen sin pensar, me cuesta mucho esfuerzo creerlo. Y me cuesta creerlo por una sencilla razón:
Como mamá de un niño de casi dos años y medio, se por experiencia propia que hay ocasiones en las que consiguen sacarte de tus casillas y que, tras contener los nervios una y otra vez, puedes llegar a explotar por el motivo mas insignificante. Esto es algo que toda madre sabe.
Pero mirar a tu hijo y decirle que le vas a reventar la cabeza es algo mucho mas serio y, bajo mi punto de vista, diría que peligroso. Porque en un momento de nervios puedes gritar a tu hijo, puedes mandarle callar, puedes hacer mil cosas...pero no puedes decir algo que no concibes. Jamás diría a David que le voy a romper la cabeza porque ni siquiera soy capaz de procesar un pensamiento así.
Y me pregunto de que pasta tiene que estar hecha una madre para siquiera imaginar algo así, por muy enfadada que esté y por muy mala vida que tenga.
Por otro lado, la actitud del niño me resultó demoledora...un niño que ante algo así no reacciona ni siquiera mínimamente es porque la situación le es muy familiar o habitual. No me quiero imaginar como debe de ser la vida de un niño que constantemente está recibiendo ese tipo de trato de la persona que se supone que mas le quiere en el mundo. De la misma manera que estoy totalmente segura de que le acarreará graves problemas en el futuro, tanto de autoestima como de comportamiento.
No es justo que cada día montones de niños tengan que estar sufriendo en sus carnes este tipo de violencia.
No es justo que, a causa de esto, estos niños crezcan infelices, repitiendo luego estos comportamientos aprendidos.
No es justo que un niño sienta a su madre como alguien que le ataca, en lugar de ver en ella una figura amorosa y protectora.
No es justo que se les robe la inocencia y la felicidad en su más tierna infancia.
Y no es justo que veamos esto y sintamos que no tenemos manera de evitarles ese sufrimiento.