Impotencia, somníferos, políticos (motivos para la no-revolución social)

Por alguna razón los instintos de razón de muchos españoles, franceses o griegos -y no, éste no es el comienzo de un chiste-, permanecen dormidos como si hubieran sido consumidores de una especie de somnífero o cualquier tipo de sustancia estupefaciente. La democracia exige una participación ciudadana activa, fundada y culta. Así como estos tres factores no se cumplen en España, la política tampoco ayuda a levantar a la sociedad del precipicio en el que políticos y economistas, cegados por el interés privado, nos metieron y al que ahora llegan dispuestos a rescatar heróicamente. A los ciudadanos nos tratan como los únicos culpables de esta debacle económica y social. Acudimos a una crisis de valores. Los ricos que hasta la llegada de Reagan y Thatcher a la política habían asumido su papel indispensable en la sociedad, parecen haber olvidado el compromiso y ahora optan por una competitividad que a punto está de convertirse en dramática si no lo ha hecho ya...

"La política tampoco ayuda a levantar a la sociedad del precipicio en el que políticos y economistas, cegados por el interés privado, nos metieron y al que ahora llegan dispuestos a rescatar heróicamente."

Ésto y mucho más ha producido un desgaste ciudadano cuyo precedente más inmediato se remonta a la Gran Depresión. ¿Qué les pasa a los ciudadanos? La corrupción, las desigualdades, la hipocresía... Llega un momento en el que todo es tan absurdo que me paro a reflexionar entre el bullicio cosmopolita de la capital del reino y acabo por preguntarme: ¿por qué? ¿qué hicimos mal? Si intento responder a esa pregunta sale otra a la que no puedo responder porque implica otra previa para su resolución. Y así sucesivamente. Este proceso es tan absurdo como la actualidad misma. Acaba por producir impotencia, o al menos, así lo llaman los expertos. Impotencia por ver cómo la democracia que nunca tuvimos ha sufrido un insanable deterioro sistémico que ha revertido directamente en la sociedad. ¿Por qué cuando hablamos de política tenemos que acabar discutiendo por tradición? Sea cual sea la razón, todos estamos de acuerdo en afirmar que la política ha alcanzado su clímax de pesimismo a manos de unos señores que se hacen llamar políticos y que no lo son.

"Impotencia, somníferos, políticos", por @adriantsn

Domingo, 19 de enero de 2014