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Impresiones con Alex Kidd in Miracle World DX; pura esencia ochobitera para los amantes del reto de toda la vida

Publicado el 07 julio 2021 por Retromaniac @RetromaniacMag

Impresiones con Alex Kidd in Miracle World DX; pura esencia ochobitera para los amantes del reto de toda la vida
 

Alex Kidd no es uno de los personajes bandera de la SEGA actual. De hecho, ni siquiera lo es para la SEGA de un par de décadas hasta ahora. Sin embargo, el personaje orejudo inspirado en la leyenda del dragón china, guarda un espacio en los corazones de muchos usuarios de consolas viejunas gracias a su paso a finales de los 80 y principios de los 90, sobre todo por una máquina muy carismática: Master System.

Muchos de aquellos imberbes descubrieron las excelencias de los videojuegos gracias a las andanzas del chaval de puño gigante, patillas imposibles y motocicleta en ristre. Que estuviera incluido en la memoria interna de la Master System II, ayudó a suavizar la habitual travesía por el desierto cartucheril por la que los chavales de Espinete y compañía deambulamos rezando por que llegara un nuevo cumpleaños o una nueva Navidad. Encendías la consola y ahí aparecía la divertida tonada con esas viñetas tras la que nos daba la bienvenida el gozoso Alex, bola de arroz en ristre.

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No era para menos y, a pesar de su sencillez de concepto, sus mecánicas simplonas y su diseño gráfico algo desgajado, el juego y su personaje supieron plantar cara a la todopoderosa Nintendo con su imbatible Mario, con una propuesta plataformera a caballo entre la aventura y el arcade muy diferente, al estilo de la SEGA que quiso aportar algo distinto a las propuestas de su rival. En España, como en otros países, no hay que olvidarlo, Alex tuvo su ratito de gloria dejando un recuerdo imborrable —para bien o para mal— en muchos jugones de la época.

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Tropecientos años más tarde, un grupo de desarrolladores indies españoles agrupados bajo el nombre Jankenteam, se atrevieron a darle forma a un remake que comenzó oficiosamente, y que más tarde gracias a la batura de Ramón Nafria se convertiría en un juego que contara con el beneplácito de SEGA con todas las de la ley. Merge, la editora británica metió baza también, y gracias a Tesura Games, podemos disfrutar de la distribución exclusiva en nuestro país de dos apetitosas ediciones físicas (normal y signature) para todas las plataformas, recreadas con mimo, cantidad de extras y una fuerte carga nostálgica.

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Sin embargo, todo esto se quedaría en agua de borrajas si no fuera por el exquisito cariño que se le ha puesto en esta puesta al día del resbaladizo Alex, sus plataformas traicioneras y el conocido juego Piedra-papel-tijeras. Todo lo bueno de aquel título de toda la vida está incluido en esta nueva versión —junto a algunas novedades—, pero también todo lo que conlleva traer a un juego así hasta nuestros días, un tiempo en que los jugones pueden que olvidaran que la longitud de un juego se medía por lo que tardaran en entrenarse nuestros dedos hasta alcanzar el final, y no por la cantidad de horas de exploración. Si a esto le sumamos el particular movimiento de Alex, una versión exagerada de lo que podría ser Luigi a fin de cuentas, entonces nos encontraremos con un título algo incomprendido entre la masa, pero a que a fin de cuentas respeta —quizás demasiado— al original.

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Porque la base de las mecánicas y la jugabilidad de Alex radica principalmente en saber dominar los movimientos de su protagonista, en conocer el alcance de nuestro puño y accionarlo en el momento justo, y en conocer de antemano los peligros que nos propone el diseño de niveles, con sus trampas, sus resquicios donde protegernos y sus secretos. Hijo de los 80, Alex Kidd nos obligará a jugar y rejugar el mismo nivel, en obviar la opción de vidas infinitas o la posibilidad de guardar partida, en pos de reiniciar el juego una vez se nos acaben las vidas, en conocer el mejor uso de los objetos que podemos comprar en tiendas y en no malgastar nuestro dinero. En fin, en emplearnos a fondo en un juego de vieja escuela, de pura cepa.

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Entra por los ojos

Afortunadamente, el trabajo realizado a nivel audiovisual ha sido muy mejorado, y aunque tengamos la opción de cambiar en todo momento durante la partida a un modo gráfico casi idéntico al del original —no es emulación—, hay que admirar el mimo puesto en las animaciones, en el diseño reimaginado de Alex con su movimiento baboleante y su mirada de desafío, o en como se mece al viento la ropa de nuestro prota, son más que dignos. Los planos de scroll, los fondos redibujados o los efectos de luces y sonidos que se activan según el área en que nos encontremos —algo parecido a lo que vivimos con otra estupenda puesta al día 2D en Streets of Rage 4, por ejemplo—, redondean un trabajo muy bien hecho que culmina con algunos niveles añadidos, un desarrollo más eficaz de la historia mediante cinemáticas y una banda sonora que respeta al original sin dejar de tener personalidad propia.

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Por lo demás, Alex Kidd in Miracle World DX es lo que podía esperarse de la puesta al día de un juego que en su momento no presumía de grandes alardes pero que cumplía perfectamente su función: divertir y exigir al jugador un entrenamiento esencial para llegar al final. La adición de algunas novedades en el enfrentamiento con jefes o niveles son más que bienvenidas, aunque nos hubiera encantado contar con más material histórico sobre el desarrollo del original introducido en el propio juego, o algún modo extra algo loco cambiando mecánicas, física de los personajes o lo que fuera, pero contar con las restricciones que impone una licencia también es importante.

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No es un juego para todos, está claro. La inercia de Alex hay que dominarla y el juego del Piedra-papel-tijera también tiene su truquillo aunque pueda desesperar a más de uno. A poco que cambies el chip y te enfrentes al juego como antaño, podrás disfrutarlo como merece, superando los diferentes niveles al comas de sus alegres tonadas mientras surcamos cielos azules y llegamos hasta al castillo de turno.  Difícil en su justa medida, está disponibe para consolas de última generación y ordenadores —nosotros lo hemos jugado en Switch—, tanto en digital como física.


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