Sustos y situaciones escabrosas ahora también en la consola de Microsoft
Injection π23, el survival horror del pequeño estudio independiente Abramelin Games, ya está disponible en Xbox One desde el pasado 9 de septiembre. Sucesor espiritual de grandes clásicos del género de los 90 como Resident Evil o Silent Hill, el juego nos lleva hasta un pueblo de Málaga donde los sucesos extraños se suceden al tiempo que tratamos de avanzar a través de su críptica historia.
Injection π23 empieza con una serie de cinemáticas algo perturbadoras y algunas de ellas sin sentido a primera vista, tras lo cual controlamos a nuestro personaje en tercera persona con el stick izquierdo y la cámara con el stick derecho, con posibilidad de configurar algunos aspectos de control. Es en este inicio donde vemos las premisas del juego: oscuridad, vacío en el pueblo e indefensión.
El pueblo donde se suceden los acontecimientos de Injection π23 existe en Málaga y se llama Villanueva de la Tapia. Para algunos puede ser una curiosidad más, pero para otros nos hace sentir algo más tangible, sobretodo por lo bien recreado en el juego. A pesar de que gráficamente es modesto, Abramelin Games se ha tomado la molestia de usar detalles del pueblo real en su diseño, salvo que todas las casas tienen el número 23, pero eso ya forma parte del juego. Además, se ha recreado muy bien una atmósfera opresora con secuencias de vídeo eventuales a modo de visiones realmente escabrosas acompañadas de audio que sumergen profundamente al jugador y complementado con la vibración del control acertadamente.
Como parte de sentirnos indefensos nos encontramos que empezamos el juego sin objetos y trabajo nos costará ir consiguiéndolos a base de explorar y “rehacer caminos” por las calles y el interior de casas y cobertizos, con sustos más por lo que podemos imaginar que por lo que se ve debido al buen hacer de Abramelin Games con su apartado audiovisual. Dichos objetos serán la típica linterna que cuando la encontramos nos facilita la misión, aunque se gasta la batería y se recupera al no usarla, y otros objetos de un solo uso para abrir caminos y para curarnos o crafteables como uno importante que contaré más adelante.
El pueblo de Injection π23 está inhabitado por sucesos desconocidos que iremos comprendiendo con notas que iremos recopilando repartidas por los escenarios, pero sí veremos cadáveres e incluso maniquíes que van girando la cabeza en un almacén. Tras investigar un buen rato por el pueblo, acompañados en todo momento por una carga psicológica tenebrosa, nos damos cuenta que algunos puzles son complicados de resolver y mientras no lo logramos apenas podemos avanzar. Existe una zona por la que ir y venir continuamente, pero a la hora de entrar a casas deberemos ir encadenando el hallazgo de llaves u objetos con los que abrirnos camino, lo cual lejos de estar mal es satisfactorio si no fuera porque a menos que se haya jugado juegos del género (Silent Hill, sobre todo, o Resident Evil) puede que no nos venga fácil la inspiración para resolver los acertijos que Abramelin Games nos propone.
Aparte de los puzles, más adelante veremos (¡ojo!, posible spoiler) que en el pueblo no estábamos tan solos como creíamos. En cierta zona, donde desde lejos hacía tiempo oíamos murmullos, encontramos nuestro primer enemigo físico: una dantesca aberración antropomórfica que vendrá a nosotros al oírnos y es aquí donde aprenderemos, tras huir de esa bestia corriendo, que con sigilo le cuesta detectar nuestra posición. De hecho los programadores han colocado ciertas cajas en ese primer encuentro para que veamos que si nos agachamos y andamos despacio el engendro no nos encuentra. Obviamente tenemos una barra de vida y debemos evitar que con sus ataques cuerpo a cuerpo nos la vacíe.
Anteriormente mencioné la posibilidad de craftear objetos. En nuestro inventario tenemos varios slots donde guardar cosas que recogemos, pero también dos anexos con los que combinar dos tipos de objetos distintos. Un ejemplo de ésto último lo vemos a la hora de querer guardar, pues para ello necesitamos el uso de un objeto creado con una combinación y será de un solo uso, con lo cual más nos vale buscar ese tipo de objetos siempre que podamos y también decidir bien el momento de guardado, que además debe hacerse en un sitio específico con forma de santuario (ésto recuerda a las limitaciones con las máquinas de escribir de Resident Evil). El juego consta de capítulos y eso combinado con la falta de checkpoints y de no poder guardar partida cuando y donde queramos hace que nos puedan matar en un capítulo y tener que retomar la partida en uno anterior.
Quizá Injection π23 no sea para todos los públicos si no se tiene suficiente paciencia, si no se quiere explorar o si se busca una aventura con un apartado visual puntero, pero como survival cumple notablemente gracias a los sustos y situaciones escabrosas que Abramelin Games nos ofrece.
Injection π23 puede considerarse la primera entrega de una trilogía (la segunda parte está en desarrollo) está ya disponible para Playstation 4 y PC, y apareció en Xbox One el pasado 9 de septiembre a un precio aproximado de 12 €. Encontraréis más info en su web oficial.