Impresiones con Vengeful Guardian: Moonrider para Switch; los ninjas cibernéticos atacan de nuevo

Publicado el 21 enero 2023 por Retromaniac @RetromaniacMag

Cuando el estudio independiente Joymasher empezó a hacer sus primeros pinitos hace ya algo más de una década, puede que la pareja formada por Danilo y Thais no pensaran en lo que les depararía el futuro. Compatibilizando sus trabajos con el desarrollo de esos primeros juegos y experimentos, al cabo de un tiempo llegó el momento en dedicarse en cuerpo y alma a esta aventura, dejando la estabilidad de sus trabajos y haciéndose un hueco en la escena independiente. Un sueño hecho realidad.

Y Moonrider, o Vengeful Guardian: Moonrider como nombre completo, es el último de sus lanzamientos: un arcade de acción plataformera en dos dimensiones y gráficos pixelados que se basa en cierto modo en los grandes clásicos viejunos como la saga Shinobi, pero que también toma toques inspiradores de los juegos de Megaman o, por concretar un poco más, el fantástico Hagane de Red para Super Nintendo. En común tienen todos estos juegos un nivel de dificultad notable, que quizás rozaba el sobresaliente en la serie de Capcom y en el exclusivo Hagane, una prueba de fuego que hizo lanzar varios mandos a los adolescentes de mediados de los 90.

No os costará vencer mucho al primer jefe, que seguro que os recuerda
a cierta escena de la saga Contra / Probotector de Konami ;)


Danilo, ejerciendo como diseñador y productor, además de contribuir con algunos gráficos (en este caso ha delegado parte de su trabajo en terceros), ha tomado buena nota, y ha estudiado a fondo estos juegos, los ha mezclado con su experiencia y ha aportado algunos toques interesantes para lograr que Moonrider sea un pelín más contemporáneo, perdonando al jugador ciertos deslices, pero castigando, igualmente, su indulgencia con los mandos: aquí, o estás concentrado o estás muerto, y esa es la premisa sobre la que se asienta toda la experiencia jugable del título.

No todos los niveles son de desplazamiento lateral


En Moonrider encarnaremos a una especie de ninja robótico, cuya misión forjada a hierro en su programación es la de controlar a la humanidad en un futuro desolador donde los estados autoritarios campan a sus anchas, limitando libertades y ejerciendo la opresión como filosofía de vida. Sin embargo, Moonrider decide rebelarse y no seguir los preceptos marcados, luchando, en cambio, contra precisamente estas fuerzas opresoras y sus armas diseminadas a lo largo de varios escenarios. Un argumento tan clásico como determinista, que esconde, sin embargo, la pesadumbre que el propio autor sufrió durante la pandemia.

Nuestro ninja puede "rebotar" por las paredes para subir en vertical. Muy útil


Y es que en todo el juego aflora ese desasosiego sobre el que Danilo ha reflexionado de vez en cuando en su cuenta de Twitter. Los meses más cáusticos del confinamiento, la propia pandemia o la incertidumbre que arrojó como una losa sobre pequeños estudios como el suyo, han impregnado estos meses de creación que comenzaron más o menos al mismo tiempo que su anterior obra, Blazing Chrome, pero que ha quedado al final mucho más oscura y depresiva. Quizás sería un buen momento para volver a hablar con Danilo de todo este viaje, ya que Moonrider podría ser perfectamente su trabajo más personal.

Vale, esto se ha puesto serio...


El ambiente oscuro queda además refrendado por la elección de un diseño gráfico entre tecnológico y biológico que puede recordar a esos diseños inolvidables de R-Type o H.R. Giger. Personajes, escenarios e ilustraciones que rozan lo gritty, debido a un diseño y una paleta de colores apagada, que mezcla el dithering en sus píxeles con enemigos que parecen haber sido experimentos fallidos del mentado estado opresor. Es una lástima que este universo aparentemente rico, no haya podido ser más profundo, pues si bien títulos como Blasphemous (con su estilo), consiguen impregnar cada uno de sus poros con ese estilo semanasantero pasado por el gore, en Moonrider echamos de menos cierta coherencia entre sus niveles, algo para lo que su poca variedad de enemigos tampoco ayuda, precisamente. Por otra parte, el efecto CRT incluido es convincente y de estilo viejuno, aunque no permite al jugador personalizarlo, por lo que es activar o desactivarlo.

El juego está salpicado de momentos plataformeros


Recursos y tiempo extra hubieran ayudado seguramente a redondear este aspecto, que si bien no deslucen el resultado, sí que nos dejan en la duda de cómo de completo hubiera podido ser Moonrider de haber contado con ello. Mención aparte para la banda sonora, pegadiza y repleta de guiños y acordes que os recordarán a juegos de 16 o 32 bits. Con algunos momentos orientales, ritmos rápidos y un estilo muy acorde a lo que sucede en pantalla, el trabajo de Dominic Ninmark no pasará a la historia, pero sí que ha resultado ser todo un acierto contar con este compositor, conocido por estos lares por su colaboración con DYA Games (Bot Vice, Viviette, etc.)

¡Ojo con los pinchos de ahí abajo!


El tema más peliagudo es su desarrollo y jugabilidad. Si nos acercamos a los pantallazos veremos un juego que se asimila en lo gráfico a un cartucho de Mega Drive dopado, pero en lo jugable Joymasher ha introducido algunas licencias para hacer que el tortuoso viaje sea un poquito más llevadero para los jugones actuales. No en vano, de un tirón la aventura no dura más de un par de horas, algo muy cuestionable hoy en día para determinado grupo de jugadores (no es nuestro caso, ojo). Así, podremos guardar nuestros avances toda vez terminemos un nivel y contaremos de inicio con continuaciones infinitas y checkpoints repartidos por las fases (Moonrider cuenta con siete niveles más un nivel que se desbloquea al final) y podremos equiparnos con una especie de chips potenciadores (hasta dos al mismo tiempo).

Nuestro prota despierta y decide rebelarse. Todo en uno


A poco que seáis habilidosos y algo “cabezones”, podréis superar el reto en poco tiempo, algo a tener en cuenta aprovechando este ventajismo contemporáneo. Si os enfrentáis al reto a la vieja usanza, no continuando, o empezando desde el primer nivel cuando se os acaben las vidas, entonces la cosa cambia, todo hay que decirlo. Tampoco cuenta Moonrider con muchos más alicientes, como una nueva vuelta en el juego, personajes desbloqueables, etc. Lo más, que el jugador trate de superar el juego en menos tiempo, mejorar su ranking al finalizar los niveles, no utilizar los susodichos chips potenciadores, superar los niveles en un orden más complicado… pero la ausencia de puntuación al uso, lastra también un poco este aspecto que debería ser eminentemente arcade.

Esa luna roja da muy mal rollo


Por otro lado, nuestro personaje se controla y mueve a las mil maravillas. Cuenta con un ataque tipo espadazo que se convierte en un combo al encadenar pulsaciones al botón del mando, un ataque especial que hay que recargar y que puede cambiar según el chip que equipemos. También podemos acelerar y aprovechar el empujón para asestar golpes más fuertes contra los enemigos, saltar (salto doble si equipamos otro de esos chips), nuevas y poderosas armas que recogeremos al vencer a los jefes finales (muy a lo Megaman), etc. Así, el deambular por los niveles consistirá en ir conociendo los patrones de ataque de los enemigos, descubrir la ruta de superación de fases más sencilla y conseguir ese apreciado salto doble que, creednos, os facilitará mucho las cosas.

Es importante conocer el patrón de ataque de los enemigos


Vengeful Guardian: Moonrider es un título notable que no alcanza la excelencia por culpa de un diseño que quizás trataba de ofrecer un lado estratégico al jugador con el uso de los chips potenciadores, etc., pero que al final se queda en algo más que una anécdota. Su dificultad, herencia directa de los títulos de los 90, se suaviza gracias a la incorporación de ayudas que en realidad lo que terminan por hacer es bajar la duración del título, ya de por sí escasa por su propia naturaleza. Por otro lado, Danilo y compañía siguen conociendo muy bien el medio, y han sabido trasladar ese desarrollo de los juegos de hace unas décadas al pixelado fino contemporáneo. Si buscas un título de acción 2D de los de toda la vida, con un nivel de dificultad apreciable, potente banda sonora, divertido y un diseño gráfico sobresaliente, Moonrider es tu juego, aún sin contar con la finura del anterior Blazing Chrome. De haberse limado esas asperezas, y haber logrado un diseño más redondo, estaríamos hablando de un clásico moderno de la escena independiente, sin duda.

Visita la web oficial de Moonrider, disponible para ordenadores, Luna, Switch, PS4 y PS5