Hay dos tipos de impresoras 3D: de tinta y láser. Las primeras utilizan una tinta que funciona como aglomerante y compacta el polvo y permiten imprimir en diferentes colores. Mientras que las segundas lo que hacen es transferir energía al polvo que pasa a estar polimerizado (duro) y después se sumerge en un líquido para que las zonas más duras se solidifiquen.
Generalmente el proceso de tinta suele resultar más barato y rápido que el proceso en láser, siendo por otra parte el resultado mucho más frágil que el anterior.
El proceso de funcionamiento a nivel de software de una impresora 3D consiste en tomar un archivo
.CAD
y transformarlo en un archivo o bien .STL
, que se utiliza para reproducir objetos de un solo color , o un archivo .VRML
, que es una versión a color. Los dos se realizan con el proceso anteriormente explicado, en el que se van compactando capa a capa.El problema que tiene este tipo de fabricación es que el proceso puede resultar muy lento, desde el punto de tardar hasta dos horas en realizar una pequeña taza de café, y que el precio de una de estas máquinas es muy alto. Estos dos factores son los que alejan todavía a este invento del ámbito doméstico. Una impresora 3D puede valer en torno a 1000-1500 euros las más baratas, mientras que fabricarlas por ti mismo puede costar entre 500-600 euros.
Existe mucha información en internet, pero también es necesario tener conocimientos de electrónica e informática, y sobretodo tener mucha paciencia con este proyecto.
Os dejo con un vídeo explicativo ofrecido por Tecnonauta para que veais un poquito lo que ya hemos escrito aquí: