Imprime el postre, que quiero chocolate
Para el diseño usa un proceso de impresión capa por capa, similar al que se utiliza en otras impresoras 3D para imprimir piezas industriales. Por ejemplo: para crear dulces se extiende una capa fina de azúcar con sabor y, después, se inyecta agua a través del cabezal de la impresora, que se transformará en cristales endurecidos.
Y para que nadie tenga excusa, una aplicación, Digital Cookbook (recetario digital), introducirá a los menos familiarizados con el proceso a un mundo de delicatessen en 3D.
El fenómeno no acaba aquí: hay otras empresas, como la start-up española Natural Machines, o Systems and Materials Research, que trabaja en un modelo de impresora 3D de comida para la NASA.
El objetivo de ésta última es proporcionar a los astronautas la herramienta para imprimir su propia comida durante las misiones espaciales, lo que permitirá conservar los alimentos hasta un total de 30 años, porque los colores de los cartuchos vienen cargados de proteínas, carbohidratos y nutrientes.
Imprimiendo a la española
Hablamos de Foodini, la apuesta catalana de Natural Machines, casi lista para salir al mercado. Claro que está especializada en la creación de chocolates, pastas y panes. La razón: estas impresoras 3D suelen funcionar con alimentos en forma líquida como chocolate, queso o masa de bizcochos.
Se espera que Foodini salga al mercado a mediados de este 2014 por unos 1000 euros; incorpora 6 cápsulas para introducir los diferentes ingredientes. Queda para el usuario escoger el diseño ideal para su creación en un panel de control e indicar qué ingredientes usará. No le falta un reloj temporizador, como cualquier horno que se precie.
Porque, ya sea su destino el hogar, restaurantes o panaderías, es importante recalcar que, al menos esta Foodini, incluye un sistema para mantener caliente la comida –y por supuesto, conexión a internet para compartir, diseñar y copiar recetas de la nutritiva nube 2.0.
Fuente: ClubDarwin.NET