Durante la pasada conferencia sobre el medioambiente celebrada entre el gobierno francés y las organizaciones ecologistas del país, uno de los temas más innovadores fue la propuesta de aplicar un régimen de impuestos especiales sobre el uso de productos contaminantes. Esta nueva fiscalidad debería, según sus valedores, contribuir eficazmente a la transición ecológica del siglo XXI. Estas nuevas contribuciones gravarían con impuestos el uso de productos contaminantes, no renovables y grandes emisores de CO2. El dinero recaudado se utilizaría íntegramente en inversiones destinadas al fomento de la transición ecológica que Francia quiere emprender.
21.11.2012, ladyverd.com
La nueva fiscalidad que pretende implantar el gobierno francés combina el gravamen por el uso de productos o servicios contaminantes con una serie continuada de inversiones dedicadas al desarrollo de los mecanismos necesarios para llevar a cabo una transición ecológica. De esta forma se busca responder a la urgencia ecológica al mismo tiempo que se fomenta una nueva economía sostenible.
Los nuevos impuestos, que tendrán sus objetivos muy bien definidos y se irán implantando de forma progresiva, afectarán a todas las fuentes de contaminación que supongan una amenaza medioambiental. Además, se pretende incitar a que tanto consumidores como empresas mantengan un diálogo transparente acerca de su aplicación.
Con ello se pretende implicar a los afectados para que, o bien inviertan en la mejora de sus procesos y así contaminen menos, o paguen un precio creciente por el hecho de contaminar. Quienes opten por mejorar sus procesos para hacerlos más viables medioambientalmente recibirán las correspondientes ayudas económicas. Los impuestos se dirigirán a una serie de actividades contaminante concretas según el principio de “quien contamina, paga”. La tasa irá aumentando progresivamente durante diez ańos y en todo momento tanto empresas como ciudadanos sabrán cuánto les va a costar el mantener su comportamiento contaminante.
Un impuesto sobre la gasolina
Este tipo de contribución tiene como ejemplo el que se aplicará a la gasolina: en una primera fase se aplicará un gravamen de 2 céntimos de euro anual durante 10 ańos hasta alcanzar los 20 céntimos. El dinero recaudado irá destinado íntegramente a fomentar alternativas al uso generalizado del automóvil particular. Se fomentará el desarrollo de redes de coche compartido y en libre servicio (tal y como se hace en muchas ciudades con la bicicleta) por todo el país. Una vez establecida una buena y eficaz red de alternativas al automóvil particular, el ciudadano se motivará más fácilmente a cambiar sus hábitos y optar por un transporte colectivo o compartido. Por otra parte, el progresivo aumento del precio del combustible logrará aumentar el atractivo de las alternativas.
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