La justicia otorga impunidad a los asesinos con agrotóxicos
Fundavida
Luego de varios días de horrorosa agonía, el niño murió. Previamente sufrió varias crisis convulsivas, por su grave intoxicación tanto en la ambulancia de Goya a Corrientes, como en la ambulancia de Corrientes al aeropuerto, durante el vuelo y al bajarse en Aeroparque. La familia Rivero vivía al costado de la ruta de Lavalle, Corrientes, dentro de la propiedad del Sr. Giordano. Lindando con la de Oscar Ganduzzi, productor tomatero de la zona. Quince días antes los Rivero habían mudado a lo de su abuelo cuando comenzaron a enfermarse los animales que criaba esta familia (chanchos, pollos, perros, gatos, gallinas), con los mismos síntomas (tos, náuseas, ictericia, etc.) y luego murieron, con la característica de que no se agusanaban, señal inequívoca que sus cuerpos estaban completamente envenenados. Cuando comenzó José Carlos con los mismos síntomas, en lugar de denunciar, el papá prefirió mudarse. La chacra está a escasos 20 metros de la vivienda que habitaba la familia. Ellos veían que en esa chacra se fumigaba constantemente con productos tóxicos, sobre todo por el olor. En varias oportunidades el papá le pidió a Ganduzzi que pare un poco con la fumigación, a lo que éste se reía y se hacía el desentendido. El Juzgado de Instrucción N° 1 es se había declarado incompetente remitiendo la causa al Juzgado de Menores y Familia de esta ciudad. Se tomaron muestras tanto de la zona actual como de la anterior vivienda, por parte de peritos del Ministerio de la Producción de la Provincia y del Cuerpo Médico Forense de la Policía de Corrientes. Esta semana que pasó, La Justicia de Goya dictó Auto de Falta de Mérito en la causa de la muerte de José Carlos Rivero asesinado con Endosulfán de BAYER, que está prohibido en casi todo el mundo pero que es utilizado en las plantaciones de tomates de la zona. Tomates que son los que terminan en las verdulerías de nuestros barrios y que nosotros consumimos con criminal inadvertencia. La hermana Marta Pelloni, integrante de la organización Infancia Robada declaró: “Sabemos que todo producto Fosforado mata porque son venenos y están prohibidos por el artículo 84 de los reglamentos sobre productos tóxicos a base de fosforados. Infancia Robada haciéndose eco de la defensa del Niño, tiene claro que en Canducci existió la imprudencia, negligencia e impericia conque abordó sus plantaciones de tomate, llevando hasta la muerte al niño Rivero” Pelloni se pregunta luego con indignación: ¿Qué formación en defensa de la Vida Humana, tienen muchos de nuestros jueces?” “Es evidente que la valoración que realiza la sociedad ante estas noticias judiciales, no coincide con las leyes de Derechos Humanos que son universales en la defensa de la Dignidad Humana; cuánto más de la Vida”, agrega Para la religiosa “al pretender negar la fuerza de gravedad de los venenos que se utilizan como productos químicos para nuestras plantaciones es indudable que en algunos casos produzcan muerte y en la mayoría de los afectados deformaciones, leucemias, y otras degeneraciones biológicas que se escuchan advertir a médicos en los Hospitales y en las Salas de atención rural”. “Es importante que los ciudadanos tomemos conciencia de lo que padecen las familias que viven en Zona Rural, cercanas a las plantaciones. En la Zona rural de Goya se utilizan los productos químicos venenosos y por lo tanto prohibidos, los cuales enferman y matan a nuestra gente por lo general más vulnerable”, agrega el texto. Nosotros en FUNDAVIDA nos preguntamos ¿Cuándo terminará la impunidad de estos criminales, incluidos los funcionarios de SENASA que autorizaron se siguiese comercializando el endosulfán durante parte de 2013 dando como razón permitirle a la empresa BAYER desprenderse del stock de este veneno que tenía en sus depósitos? En nuestra provincia nuestros legisladores no se ponen de acuerdo en el nuevo régimen de fumigaciones con agrotóxicos, pero en los debates no está presente el interés público sino el de estos mercaderes de la muerte que quieren fumigar hasta el límite de poblaciones y escuelas rurales, si esto fuera posible. Está probado que estos productos, matan, envenenan, deforman y enferman,. Quienes habilitan su uso y la justicia que los deja impunes son tan criminales como quienes cometen crímenes con armas de fuego. www.fundavida.org.ar