Sumergiendo su cuerpo en el río con los bolsillos llenos de piedras para impedir poder salir a flote. Así acabó con su vida la escritora Virginia Woolf el 28 de marzo de 1941, hace 70 años. Dominó como pocos el género epistolar y quizá por eso se despidió de su esposo con una emotiva carta de despedida.
Tras su muerte, la que es considerada una de las mejores novelistas en lengua inglesa quedó relegada al olvido hasta que en la década de los 70 se empezó a rescatar su obra. Su modelo de mujer que se había rebelado a la sumisión masculina había encandilado al movimiento feminista. Así fue como se empezaron a desempolvar obras como Mrs Dalloway, Las Olas. Orlando… Lo relataba Lluís Permanyer en Recuperación de Virginia Woolf, un texto en el que además se describía de forma minuciosa la muerte de la gran escritora.
Amiga de grandes como James Joyce o Marcel Proust, Adeline Virginia Stephen se educó en un ambiente completamente literario y formó parte del grupo Bloomsbury, un clan iconoclasta y rebelde que renegaba de la clase media. Allí conoció al que más tarde sería su marido, Leonard Woolf, del que adoptó el apellido con el que pasaría a la posteridad.
Ligada a Londres. La escritora británica mostró en muchos de sus relatos su pasión por Londres. Un hecho que quedó del todo constatado cuando en 2005 aparecía un texto inédito de Woolf: Retrato de una londinense.
A través de su obra. Sucede con la mayoría de escritores que la mejor manera de conocerlos es a través de su obra. El caso de Virginia Woolf no es una excepción. Y su visión del mundo, nada conformista, se evidencia en todas las líneas que escribió, especial (y evidentemente) en sus diarios, que escribió periódicamente durante casi tres décadas. En el primero de ellos, Un momento de libertad, Woolf se despachaba a gusto con sus amigos: de Joyce, por ejemplo, destacaba que era “insignificante, egocéntrico, aburrido y que decía porquerías”. También los viajes hablaban de la escritora. En 1920 Virginia visitó la Alpujarra y relató su inmersión en aquella España profunda del primer cuarto del siglo pasado.
En 1982, cuando se conmemoraban 100 años de su nacimiento, el mundo recordaba a la escritora a través de obras como Una habitación propia, convertida en un símbolo feminista.
Woolf, a escena. ¿Quién teme a Virginia Woolf? fue una obra de teatro y más tarde una película de éxito. Pero la historia de escritora inglesa llegó a la gran pantalla en 2002 metida en el cuerpo de Nicole Kidman. La actriz australiana se “afeó” para dar vida a Virginia Woolf en la película Las horas, dirigida por Stephen Daldry. La espectacular transformación e interpretación llevó a Kidman al olimpo de los actores: fue premiada con un Oscar.
In Memoriam.
El suicidio de Virginia Woolf. Texto: Lorena Ferro. La Vanguardia. 28.03.2011.