In Memoriam: Ignacio Caparrós.

Publicado el 14 enero 2015 por Alguien @algundia_alguna

Ha fallecido a los 58 años el poeta malagueño Ignacio Caparrós, profesor de Lengua y Literatura, exdirector del Centro Cultural de la Generación del 27 y, sobre todo, un amante de los retos literarios. Un cáncer terminó la madrugada del lunes al martes 13 de enero de 2015 con la vida de un hombre capaz de escribir un libro, “Agua sin cauces“, compuesto por más de 800 versos sin un solo verbo, o de lanzar un poemario, “Titúlame“, un centenar de poemas con título “invisible”: el lector que acertara un título se llevaría 5.000 euros. Fue éste el desafío “más loco de todos” los que abordó el malagueño. Porque a Ignacio le atraían los retos. La poesía era su refugio y en los últimos años también era su terapia. Por eso admitía que cada reconocimiento que le daban lo tomaba como un “chute de vida”, una inyección de positividad que contrarrestaba las otras inyecciones que recibía.

Ignacio Caparrós (Málaga, 1 febrero 1955) era Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla, ganó la oposición a profesor de Enseñanzas Medias en 1981, labor que desarrolló en los Institutos de La Laguna, Jerez de la Frontera, San Pedro de Alcántara y Rincón de la Victoria. En octubre de 1996 fue nombrado director del Centro Cultural Generación del 27, dependiente del Área de Cultura de la Diputación de Málaga, cargo que desempeñó hasta 1999.

Bajo su gestión, creó los premios de poesía “Internacional Generación del 27”, “Nacional Emilio Prados” y “Provincial Ibn Gabirol”, además de las colecciones: “Ibn Gabirol” (poesía), “El paraíso desdeñado” (ensayo), “27” (cuentos) y “Facsímil”, así como también la creación de la revista “Calas

Caparrós deja tras de sí un legado de más de medio centenar de libros, el resultado de 40 años dedicado a la literatura, con más de 20 libros pubicados y otros tantos inéditos. Entre ellos destacan “Heredero del aire” (Alhulia), “Deseo de la luz”, que fue Premio Bahía en 1998,  “Del desencanto y otras pesadumbres” (Algar), Premio Ciudad de Valencia Vicente Gaos (2000); “La fruta, la mano” (Alhulia), “La voz inédita”,  “La llama rota” (Ayuntamiento de Trujillo, Cáceres) y ‘Visión del cataclismo‘ (Abezetario). Sus versos forman parte también de las antologías “Veinte poemas de amor” (Cuadernos de Sándua, Córdoba, 1998); “25 poetas en la Casa del Inca” (Montilla, Córdoba, 2001); “Bilaketa. Poesía” (Aoiz. Navarra, 2003); “De punta a cabo” (Cuadernos de Caridemo, Málaga, 2003) y “Después de todo” (Homenaje de Bilaketa a José Hierro. Aoiz. Navarra, 2004), entre otros.

Caparrós también ha hecho traducciones del francés al español de obras como la de “Las flores del mal” de Charles Baudelaire, y la de “El cementerio marino”, de Paul Valery. Parte de su poesía ha sido traducida al francés, al árabe, al italiano, al búlgaro, al portugués y al georgiano.

Nunca doy por bueno lo primero que escribo y un libro no lo dejo hasta que estoy convencido de que no tengo nada más que añadir. Por eso digo que la poesía es una revelación, un complejo de misterios y matices que te vinculan a tu propia esencia como ser humano y al mundo en el que vives.

Ignacio Caparrós ha obtenido muy diversos galardones en poesía y prosa. El último le llegó hace apenas un mes, el Premio Juan Bernier de Poesía del Ateneo de Córdoba, por “Contrastes”, un poemario que escribió hace catorce. Y doce meses atrás, obtuvo el anhelado Premio de Poesía Rafael Morales por “Los susurros de las piedras”. En su currículum figuran además los reconocimientos Ciudad de Valencia, Ciudad de Archidona, Ciudad de Trujillo, Bilaketa, el Villa de Galisteo y Noctiluca, entre muchos otros.

Siempre ha estado muy vinculado a la vida cultural de Málaga, incluido en la lista de las diez personas más populares de su tierra, colaborando con revistas y diarios; ofreciendo pregones, conferencias y recitales, y participando en catálogos de pintores como Celia Berrocal, Pepe Aguilera, Manolo Fuentes y Pepe Bornoy. Fue también miembro de la Academia Malagueña de Ciencias y Humanidades Santo Tomás.

Una trayectoria singular la de Caparrós. Y una obra escrita casi por entero en una mesa, la número 1 del bar Flor, frente a la plaza de toros de La Malagueta, donde el literato y docente acudía cada mañana desde hacía 40 años a observar y escribir. Hoy ha faltado a su cita.

In Memoriam: http://ignaciocaparros.blogia.com

SÓLO UN CONSEJO

Corazón y alma a tu trabajo entrega,
no importa el tiempo que hayas empleado
en alcanzar el fin que te impusiste.
Esquiva es la materia con que el Arte
construye sus etéreas maravillas
y más cuando concentra en las palabras
el don de provocar extrañamientos.
Si entre los elegidos te encontrases,
aprende a diseñar pacientemente,
con exigencia y mimo, el laberinto
en el que has de atrapar, con franca audacia,
a ese ángel fantasmal, que es el misterio.
Y si no eres afín a lo divino
que debes traslucir en cada idea,
entrégate a vivir sin freno alguno,
pues no tienes pasaje ni paisaje
en ese alto dominio evanescente
que es el arte de arder en la Poesía.

Extraido de “Esa nada creadora“

Fuentes: Diario Sur│La Opinión de MálagaMálaga Hoy│ Ateneo de Córdoba.


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