In Tempore Sueborum en el templo de Santa María Nai, Orense.

Por Daniel Paniagua Díez
Continuación de la visita guiada a la exposición In Tempore Sueborum, nos vamos a conocer la bonita iglesia de Santa María Nai; por supuesto en este marco vamos a acercarnos a la progresiva implantación del Cristianismo, en sus diferentes versiones, en la Gallaecia. Y digo diferentes versiones pues por entonces existía el catolicismo, el arrianismo o adopcionismo, el priscilianismo, los romanos bizantinos y alguna otra que no recuerdo. Pero veamos primero cómo estaba el patio tras el derrumbe del Imperio Romano de Occidente.
Este mapa nos puede servir de aproximación para ver cómo los diferentes pueblos van entrando y apropiándose de la península ibérica. Los romanos habían creado un inmenso rebaño ovejuno pero sin pastor que lo guardase entraron los lobos y se dieron el gran festín, la historia de Hispania tiene lecciones inmemoriales.

Los Alanos, unos pueblos procedentes del Cáucaso, tal vez los primeros en cruzar Los Pirineos, se dirigen directamente a saquear Toledo y después se dividen para saquear también Mérida y Cartagena. Alarmada Roma por el cariz que estaba tomando el asunto envió un cuerpo expedicionario reforzado con visigodos y mataron al rey Atax y destrozaron el ejército alano que tenía La Lusitania bajo dominio. Poco después tendrían que hacer lo mismo con el grupo que había tomado para sí Cartagonova. Se considera que los alanos se fundieron en el conglomerado vándalo y les acompañaron en la conquista del Norte de África. No eran ni fueron cristianos.
También entran en Hispania Los Vándalos, otro conglomerado de pueblos, en este caso mayormente nórdicos. Se harán con todo el pastel y se dividirán en varios grupos territoriales, se les suele diferenciar en vándalos asdingos que se quedaron con el norte de la península y vándalos silingos que se repartieron el sur y terminaron por pasar al norte de África estableciendo su capital en Cartago, mantuvieron el dominio de Las Islas Baleares hasta el final de su reino; al no ser cristianos fueron borrados también de la historia oficial de Hispania aunque se enseñorearon de ella durante más de un siglo.
Se considera que los vándalos del sur, los Silingos, dirigidos por el rey Fridibaldo se aposentaron en Toledo y la provincia Bética, nombrando a su reino como Vandalucía. (Ya sabéis, amigos, de dónde proviene el nombre de Andalucía. Al Andalus es el nombre en árabe de la tierra de los Vándalos: Vandalucía)
Los vándalos del norte, los Asdingos, comandados por el rey Gunderico prefirieron quedarse con la meseta norte, Los Campos Góticos, y toda la cornisa cantábrica. Con el paso de las décadas se fueron asimilando a la población hispana, especialmente en Cantabria y la zona alavesa; serán el germen de los que siglos más tarde serán llamados: castellanos.
Los visigodos en principio prefirieron quedarse en La Galia y seguir apoyando a los romanos en sus expediciones punitivas a Hispania, pero pronto se irán haciendo con Barcelona, después Tarragona, Zaragoza vendría a continuación hasta hacerse finalmente con el control de toda la península. Eran gentes procedentes del norte de la actual Polonia, una curiosa mezcla de nórdicos y germánicos, pero tras las Guerras Marcomanas se trasladaron hacia el Mar Negro y la desembocadura del río Danubio; terminarán por quedarse con las penínsulas italiana e ibérica. Cristianos arrianos ya cuando comienzan a invadir Hispania, sus batallas con los suevos católicos y con los romanos bizantinos fueron constantes pero lograron ser los triunfadores y pusieron por nombre a su reino Gotia; así es como denominaban a su reino de los godos: Gotia. Mantuvieron las leyes raciales hasta los días del rey Leovigildo que les impedían casarse con los hispanos pues seguramente temían ser asimilados rápidamente como les había ocurrido ya a otros pueblos como los vándalos y alanos.
Y por supuesto Los Suevos, otro conglomerado de pueblos procedentes de las costas del Mar Báltico y que al mando de Hermerico se dirigirán rápidamente hacia la costa portuguesa haciéndose con el control de la Gallaecia. En principio se convirtieron al cristianismo arriano, al parecer San Martín de Tours fue el causante de tal decisión que en principio solo seguían las clases dirigentes pero pasados unos años todos los suevos se podría decir que ya eran cristianos; décadas más tarde se pasarían a la obediencia al obispo de Roma, esto es: católicos y eso fue una las causas de sus constantes batallas con los arrianos visigodos. Recibieron un inesperado apoyo con la llegada de los refugiados bretones que huían de Britania al ser invadida por Anglos y Sajones principalmente.
Pero vayamos con la exposición en Santa María Nai.
Hablar de la iglesia católica en Suevia, el reino de los suevos, es hablar de San Martín de Dumio, El Dumiense y los sucesivos Concilios que se celebraron en sus días. En la imagen está acompañando al rey Miro Arias, tal vez el último rey efectivo que tuvieron los suevos. Uno de sus mayores logros fue que se adoptara en Suevia a San Martín de Tours como Patrón del Reino.
En este mapa se puede ver cómo se van extendiendo los obispados católicos por el noroeste de la península. Se incluye el de Britonia, Foz, los bretones se extendieron por la costa desde Ferrol hasta Avilés tras federarse con los suevos.

Un estudio de las parroquias católicas en Suevia a mediados del siglo VI nos sirve para hacernos a la idea de cómo el cristianismo se fue extendiendo paulatinamente por el territorio al norte del río Duero. Uno de los efectos más claros de la vida del santo dumiense fue la construcción de gran cantidad de templos por todo el territorio; incluso tuvo que regular la consagración de los templos pues los magnates se hacían su propio edificio e incluso cobraban por entrar a orar en ellos. Y lo de los cementerios es tela a parte. La idea principal es la alianza a muerte entre los aristócratas suevos y la jerarquía católica, cosa que los visigodos evitaban como a la sarna. Una de las primeras fuentes de financiación de la Iglesia Católica fue precisamente evitar que la gente fuera enterrada con su tesorillo, a cambio de enterrar en el templo en el "Campo Santo" los tesoros se los fueron quedando ellos; y eso hasta el día de hoy. Las cosas no suelen cambiar de un día para otro.
La mayor parte de los templos que se edificaron fue bajo la advocación de San Martín y de Santa Marina, aunque también se levantó alguno dedicado a San Vicente de Zaragoza y santas como Eugenia y Colomba. El destino de la iglesia católica hispana ya estaba marcado, toda la península se irá llenando de templos y más templos dedicados a Cristo y los santos cristianos. En el norte, Bretoña, los bretones levantarán la primera basílica dedicada a San Martín, Mondoñedo tendrá por nombre, y será el germen de la primera catedral en suelo hispano, siglos más tarde. Había que dar trabajo a los de la construcción, supongo yo.
Básicamente lo que hicieron los cristianos fue asimilar todo lo que les quedaba de los romanos y de su culto imperial, y de otros cultos como el Mitraísmo o el Sol Invicto, y así vemos curiosas pilas bautismales como la de la foto. Un ara votiva cristianada. Se mantendrán costumbres romanas durante siglos pero se adoptarán algunas germánicas como hacer las tumbas con ladrillos en vez excavadas o construidas con rocas.
Por influencia oriental, de Egipto principalmente, comienzan a aparecer también en aquellos años los eremitas y sus curiosas capillas excavadas en cuevas y en escondidas montañas, como la de la foto.

En esos días aparece el obispo Prisciliano y la lía gorda; terminó perdiendo la cabeza, él y toda su capillita. Es lo que tienen las sectas: que como te salgas un pelín de lo dictado que te tienes que creer, como mees fuera del tiesto, ¡cabeza fuera del cuerpo!
Esta era la idea que tenían en aquellos años de cómo era la península ibérica.
Recapitulando cómo era la Hispania del tiempo de los suevos tenemos: Suevia al occidente, en el norte los ástures les eran aliados, también cántabros y vascones pero vivían de modo independiente. En el centro tenemos Gotia, el reino de los godos, y al sur España; sí, los romanos bizantinos llamaban España al territorio del sur de la península. Ya sabéis, amigos, de dónde viene lo de llamar España a la Vandalucía, le pusieron ese nombre los bizantinos tras expulsar de ella a los vándalos.
Aún quedan muchas cosas que contar sobre aquellos siglos no tan oscuros como nos han hecho creer y la influencia tremenda que tuvieron en los por venir. Este Proyecto In Tempore Sueborum puede darnos jugosas sorpresas en las próximas fechas, pero me tengo que tomar una botella de agua de Mondariz, que me estoy secando escribiendo con el ordenador.
¿Y luego? ¿suevos dice usted? De esos nunca hubo por aquí.Daniel Paniagua Díez