Hoy, sin embargo, las circunstancias son otras, y la imagen del un día balonmanista de élite ha bajado muchos enteros, este vecino del mundo diría que todos, hasta los que no tenía, y si casi han pasado diecinueve años desde que se casó con una Infanta de España, la imagen de ayer fue, para el que ésto escribe, cuando menos triste, y habrá más de uno que opinará que deplorable. Con unos “no sé, no me consta, ignoraba, hoy es el día que me he ido enterando…”, la imagen de aquel rubio de oro, inteligente, y prototipo de todo lo bueno y deseable, ha estallado en mil pedazos.
Ahora, y viendo lo escenificado estos días, llegas a la conclusión de que “hombre de negocios” puede ser cualquiera, eso sí, bien asesorado, y no con los asesores que por lo que están queriendo hacer ver, más que amigos, eran enemigos.
Este vecino siempre ha opinado que algunas veces “la madre del cordero”, o la clave, suele residir en los detalles, y ayer hubo uno que, además en un primer momento, me transportó a muchos años atrás, más o menos treinta y cinco.Me explico.
Desde ayer, y especialmente por internet, en las redes sociales, mucha gente está hablando de las gafas que ayer lució el Señor Urdangarín, de color amarillo concretamente, y que para muchos contrastará y mucho con su imagen, para algunos quizás a favor, y para muchos, al parecer, en contra. Y fue este complemento o accesorio, como se consideran actualmente, las gafas, las que me hicieron viajar a un Londres de final de los setenta, comienzos de los ochenta.
Este vecino estudiaba en una academia, y la propietaria del lugar, que además estaba siempre atendiendonos directamente en la oficina, se caracterizaba por ir maquillada, como se decía vulgarmente, como una puerta. Un día, alguien nos comentó el por qué de aquel maquillaje cuando menos estridente. Confesado por ella misma a la fuente que directamente nos lo dijo, era porque tenía un ojo más grande que otro, y mediante el maquillaje intentaba provocar que la atención de los que la miraban, o contactaban, fuera hacia otro lugar. De ser así su deseo, la verdad es que lo conseguía certeramente.
Y tras darle muchas vueltas, y teniendo en cuenta que la declaración de Don Iñaki Urdangarín, sobre el caso Nóos, que comenzó ayer y que continuará la próxima semana, ha tenido que ser preparada al detalle, es posible que se haya contemplado hasta la estrategia de las gafas. No desde un punto de vista judicial estrictamente, que se supone que los encargados de ello (jueces, abogados de las diferentes partes...) llevan ya muchos años, y estarán volcados en lo suyo, sino de cara a la galería,como cortina de humo.
Ya se sabe que en un juicio todo vale, y cuando se intenta hacer un truco de magia, no se pregona que se va a hacer, se saca la paloma o el conejo directamente ante el asombro del respetable. Ayer, fueron las gafas.
*FOTO: DE LA RED