Se trata de la autodenominado Iglesia Luciferina Semillas de Luz, un proyecto que según el líder de esta iglesia, Víctor Damián Rozo, costó aproximadamente 400 millones de pesos y que fue financiado por los más de un millón de asociados.
Aunque Rozo asegura que en este lugar no se realizan prácticas satánicas ni actos degradantes, el cura local, Carlos Eduardo Osorio, quien también es el gobernador de Quindío, calificó a esta iglesia como ilegal e intentará prohibir que se realicen actividades en su interior.