¿POR QUÉ UN PAÍS RICO Y CON RECURSOS COMO VENEZUELA TERMINA EN LA INDIGENCIA Y LA MISERIA MORAL?
Ese fenómeno, ha llamado la atención de los geógrafos, economistas y sociólogos, quienes se han dedicado a estudiar el modo en cómo se relaciona la estructura social con la actividad económica y la manera en que determinadas formas de desarrollo económico hacen uso los recursos naturales.La razón para los desiguales resultados del desarrollo social y económico que caracterizan al mundo actual, tiene una explicación en que las teorías sociopolíticas y económicas que predominaron en el mundo, desde 1900 hasta el presente, están basadas en la conclusión de que la estructura de la sociedad está en estrecha relación con la organización del sistema productivo, lo cual es verdad. Pero, solo hasta cierto punto.Sin embargo, el poder que se les concedió a esas teorías (marxismo, liberalismo, neo liberalismo, entre otras) fue tan grande que influenciaron la geografía económica y humana en general, hasta tal punto, que el interés de la mayoría de los estudiosos y analistas del desarrollo social y económico de la sociedad humana se enfocó -de manera casi exclusiva- en los modos de producción y sus aspectos tangibles, dejando a un lado los aspectos psicosociales del ser humano que son intangibles, es decir, nos olvidamos de las actitudes del ser humano y la relación de estas con la forma de producir; lo cual incluye: las nociones, ideas, creencias, preferencias y valores.Esa percepción determinista del desarrollo económico ha influenciado durante mucho tiempo a los pensadores y líderes de las economías latinoamericanas, lo cual conllevó a que prestaran más atención a los esquemas de desarrollo que al desarrollo mental de las personas.Hoy día, visto desde otros enfoques, el proceso de desarrollo económico y social aparece como el resultado de un sistema multidimensional en el que coexisten y se interrelacionan múltiples variables, entre ellas, las preferencias (valores) del ser humano, las cuales influyen significativamente en el modo de producir y sus resultados.Ahora bien, más allá de cualquier teoría, los resultados concretos de la actividad económica registrada en el mundo durante los últimos ciento cincuenta años, expresados en las estadísticas globales, evidencian que el crecimiento social y económico de un país, es un proceso cuyo éxito depende más de la mentalidad de sus habitantes que, de la disponibilidad de recursos materiales.
Un ejemplo de lo afirmado es Suiza; diminuto país montañoso, parcialmente helado, sin salida al mar, con siete dialectos y tres idiomas, no muy apreciado por sus vecinos, dividido en tres etnias, y sin embargo eso no le ha impedido convertirse en la nación más rica (per cápita) del mundo.Es decir, la premisa según la cual, el tipo de mentalidad (capital social) determina el grado de avance en el proceso de desarrollo social y económico de un país, queda verificada, al comprobar que países parecidos en cuanto a clima, tales como: Canadá y Rusia, Haití y Barbados, o Costa Rica y Nicaragua, presentan notables deferencias en su desarrollo económico y social, a pesar de su parecido geográfico.Una situación similar se percibe; guardando las distancias históricas y geográficas del caso, al comparar los alcances económicos logrados, durante los últimos setenta años, por dos países como son Japón y Venezuela.El país oriental es un conjunto de islas que posee menos de la mitad del territorio de Venezuela, experimentó una guerra que acabó con su agricultura y su estructura productiva. Sus recursos minerales son limitados y su tierra cultivable es escasa.Sin embargo, en un lapso de treinta años; desde 1945 -acababa de terminar la guerra y estaban sumidos en una derrota moral- hasta 1975, partiendo casi desde “cero”, se convirtió en una potencia económica que hoy día ocupa el tercer lugar en el mundo.Durante el mismo lapso (1945-1975) Venezuela estaba en el apogeo de la explotación petrolera; producto de la gran demanda de combustible que requirió la II guerra mundial, poseyendo la mejor ubicación geográfica de Sudamérica (salida al Mar Caribe y al Océano Atlántico), ríos navegables, clima benigno para sembrar todo el año, grandes reservas de hierro, aluminio, oro, uranio, diamantes, grandes bosques, las reservas petroleras más importantes del continente, atractivos turísticos, sol, playas, y abundante biodiversidad, con una población que para 1975 no sobrepasaba los veintitrés millones de habitantes.Sin embargo, aun disponiendo de todos los recursos mencionados, nuestro país no pudo dar el salto hacia un desarrollo económico más sostenible y sustentable. La máxima evidencia de ello, es que poseemos industria siderúrgica desde hace ochenta años, sin embargo, aun importamos la mayor cantidad de machetes y cuchillos desde China.Partiendo de este enfoque, se percibe que la geografía y los recursos naturales por mucha riqueza que representen no tienen un peso decisivo para determinar el destino, el crecimiento y la prosperidad de las naciones.
Esos resultados evidencian que para que un país pueda alcanzar la prosperidad requiere algo más que recursos naturales y económicos.Dicho de otra manera, si la pobreza se manifiesta a pesar de contar con grandes ingresos financieros e innumerables recursos naturales, entonces es necesario considerar que la causa de la pobreza radica en algún aspecto del componente humano, es decir, si hay pobres a pesar de ser un país “rico”, la causa debe estar en la forma de manejar el dinero y los recursos, o en la forma y las actitudes con las que se asume la producción de bienes y servicios.ES LA INCAPACIDAD PARA GOBERNAR CON EFICACIANO ES EL IMPERIALISMO, !ESTÚPIDO¡Por Alonso Camacaro MSc Desarrollo Social
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