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'Incendies': La sobrecogedora lucha de una madre a prueba de infiernos

Publicado el 11 marzo 2011 por Davicine
Las críticas de Carlos Cuesta: Incendies (Los gemelos)
'Incendies': La sobrecogedora lucha de una madre a prueba de infiernos
Llega a a los cines españoles Incendies, una película dura, desgarradora, sobre las consecuencias del extremismo religioso y la inquebrantable voluntad de una madre en la lucha por la vida de sus hijos. El canadiense Denis Villeneuve firma una cinta que no pudo llevarse el Oscar a la mejor película extranjera, pero que era también digna merecedora.
Producción de alto nivel que arranca con un poderoso comienzo en el que un grupo de niños es rapado al cero y en el que se nos muestra al personaje clave de todos los acontecimientos que han de venir. La trama nos cuenta cómo cambiará la vida de dos gemelos descendientes de una mujer libanesa, Nawal Marwan (Lubna Azabal), superviviente de la guerra del Líbano, cuando reciban las curiosas instrucciones que su madre les legará en la lectura del testamento. El notario, para la que esta mujer trabajaba como secretaria, tratará de convencerles para que cumplan esta última voluntad pero sólo la hija se verá interesada en esta petición que consistirá en entregarle un sobre a su padre (al que creían muerto) y otro sobre a un hermano cuya existencia desconocida.
Rencor por parte del hijo que cree que ahora podrá descansar de la presencia de una madre cuyo extraño comportamiento no era capaz de entender, mientras la hija (Mélissa Désormeaux-Poulin), viajará a los escenarios que marcaron la existencia de su madre para buscar a sus familiares. Así descubrirá que su madre no es quien pensaba, que fue apresada, torturada y violada, víctima de la lucha de los fundamentalistas cristianos y musulmanes. Al tiempo el espectador irá conociendo la venganza de su madre, con consencuencias que no son capaces de medir ni imaginar.
Heladora historia que no censura la crudeza del conflicto y genera un interés creciente por conocer las circunstancias en las que la protagonista concibió a su primer hijo, los motivos que le obligaron a abandonarle y la forma en la que la ira le obligó a buscar una retribución violenta. Su lucha contra los fundamentalistas cristianos le valió un larga estancia en una cruda prisión en la que adquirió el nombre de La mujer que canta, por su hábito para afrontar la dureza de un aislamiento repleto de violencia física y sexual.
Apabullante papel de Lubna Azabal al encarnar el difícil personaje de una madre con una voluntad a prueba de cualquier infierno, al que dota de todo el carácter y el estoicismo necesario para que sea creíble. Su historia la conocemos con fragmentos intercalados de su pasado con el viaje de su hija que repiten los senderos de su vida. Esta estructura nos hace temer en un primer momento que el desarrollo de los acontecimientos será confuso, pero al contrario, cuanto más conocemos más queremos saber, a pesar de que las descripciones de los paisajes y los momentos silenciosos para interiorizar la pesadumbre de los personajes se extienden en exceso. El director se toma demasiado tiempo en contarnos una historia que puede llegar a angustiar, pero que termina por fascinar y aterrar.
El director es lo suficientemente hábil para aflojar la tensión con algunos diálogos irónicos y vivos gracias a la irrupción de personajes como el notario interpretado por Allen Altman o el hijo de la protagonista (Maxime Guadette). Hay que destacar además la banda sonora y la edición de sonido y una historia impactante que, en mi opinión, se cierra de una manera excesiva y que está a punto de pasar de lo magistral a lo grotesco.Muchas más noticias en No es cine todo lo que reluce.

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