Estos antecedentes son importantes porque estamos en el mes de agosto, que es históricamente el mes donde se alcanza el número máximo de siniestros, seguido de julio y septiembre. Pero sobre todo porque si tomamos los datos de la última década (2001-2010) de los 170.822 incendios que se produjeron en España más del 78% fueron causados por personas. Para ser más exactos 93.489 fueron intencionados, 39.825 causados por negligencias como la de los excursionistas de La Riba de Saelices, 26.267 por causas desconocidas (aquí puede que más de uno tengan como causa la mano de los seres humanos), 7.499 causados por rayos y 3.742 por reproducción de fuegos que se creían extinguidos. Por lo tanto, y con estos datos, creo que es muy necesario que nos sensibilicemos sobre el peligro que podemos generar no solo al medio ambiente sino también a la vida de muchas personas. Siguiendo con los datos en esa década (2001- 2010) por culpa de los incendios forestales en España fallecieron 68 personas, 51 miembros del personal de extinción de incendios y 17 ciudadanos ajenos al personal de incendios. La mayoría de estas 17 personas fallecieron intentando huir del incendio o atrapados en sus viviendas como ocurrió en los incendios de Riotinto (Huelva) en 2004 o Arenas de San Pedro (Avila) en 2009. Recordar que los incendios accidentales se originan a partir de colillas, vidrios abandonados que hacen efecto lupa, barbacoas, incendios en viviendas cercanas al monte, quema de rastrojos, fuegos artificiales,…Es importante tener mucho cuidado donde aparcamos el coche ya que la alta temperatura que alcanza el catalizador puede provocar que si hay hierbas debajo de nuestro vehículo estas comiencen a arder.
Y no todo termina cuando el fuego ha sido apagado, las funestas consecuencias de un incendio forestal perduran muchísimo tiempo y no solamente en el lugar donde se ha producido sino también en zonas más o menos cercanas al lugar siniestrado. Pensar que con el fuego aumenta tanto la temperatura del suelo que mata a todos los microorganismos que vivían en él y la materia orgánica ya no se transforma y el suelo pierde fertilidad con lo que es más difícil que vuelva a crecer el bosque. Se ha eliminado toda la vegetación que sujetaba el suelo y cuando llueve tras el incendio el agua corre con más facilidad por la superficie, arrastrando el suelo y las cenizas, estas son arrastradas y terminan en arroyos y ríos llegando a contaminarlos y eliminando mucha fauna y flora de esos ríos. Además esas lluvias pueden provocar deslizamientos de tierras que pueden afectar a poblaciones o construcciones cercanas.