“Esto es un caos”, sintetizó un operador turístico.
La decisión de limitar a un cupo diario de ingreso de 600 viajeros desde el exterior, hasta (por ahora) el 9 de julio, provocará que muchos argentinos que están en otros países no puedan regresar el día que tenían previsto. En redes sociales y agencias ya se siente la preocupación.
“La cuenta es simple: si estaban llegando 2.000 pasajeros por día y, ahora, sólo podrán entrar 600, hay 1.400 que tendrán que reprogramar sus regresos. ¿Para cuándo? Esa es una incógnita”, explicó otro operador turístico.
Las primeras respuestas empezarán a conocerse desde hoy ya que la oficialización de las restricciones se produjo el sábado.
Se estima que habría unas 40.000 personas que salieron en las últimas semanas y que, al menos la mitad, tendría previsto su retorno hasta la actual vigencia del cupo. Es decir, más de 10.000 no podrían hacerlo por esta limitación y deberán esperar su oportunidad para los días siguientes.
También es cierto que se sumará una cantidad de viajeros que saldrán de la Argentina, en los próximos días, y que superpondrán su regreso con los “varados” del primer grupo. Esto generará un efecto embudo. Hay que tener en cuenta que buena parte de la gente que viajó al exterior lo hizo a Estados Unidos, con el propósito de vacunarse, por lo que el regreso, en el caso de la vacuna de una dosis, estaba previsto en un plazo corto.
El problema no es sólo los mayores costos de estadía que deberán asumir quienes no puedan volver en la fecha pautada. A esto se suman las complicaciones laborales si estaban utilizando días de sus vacaciones. “Estamos desesperado. Si no puedo volver, mi marido se queda sin trabajo”, comentó Florencia, una argentina que se encuentra en Miami con su familia.
La expectativa está puesta en las autorizaciones de vuelos, tanto de ingreso como de salida, que disponga la Administración Nacional de Aviación (ANAC) a partir de hoy. Recién entonces se podrá tener un panorama más preciso.
Lo que se sabe hasta el momento es que, en las agencias, ya hay un termómetro de lo que puede pasar.
Muchos clientes llamaron para reprogramar vuelos, tratar de confirmar regreso o cancelar salidas. La respuesta que dan en estas empresas, como en las líneas aéreas, es que aún no tienen información para poder avanzar.
La preocupación en el sector es que esta medida no finalicé el 9 de julio, como está anunciado. No se cree que en dos semanas esté solucionado el problema sanitario ni evitado, definitivamente, el ingreso de la variante delta. “Esto puede ser más largo”, explicaron desde una empresa aérea.
La restricción se produce, además, en un momento de alta demanda ya que se aproximan las vacaciones de invierno y muchos argentinos tenían previsto viajar fuera del país. Un sitio de comercio online de servicios turísticos informó la semana pasada que la demanda para viajar al exterior había superado a la de destinos internos, como los centros de esquí. Mucha gente, ante la falta de certeza respecto a si los centros invernales iban a estar completamente operativos, se había volcado a la opción internacional.
Tampoco desde el Gobierno hay mucho interés por normalizar los vuelos al exterior de forma urgente. Si bien el tema sanitario es prioritario, la balanza comercial turística es deficitaria. Esto implica que una regularización de los servicios al exterior, desde compra de pasajes hasta hotelería y gastos con tarjetas de crédito, genera una demanda de dólares que las reservas del Banco Central no están en condiciones de abastecer. De hecho, el volumen de vuelos que había hasta el viernes era de alrededor de 20% de la época prepandemia.