Incorrecciones políticas

Publicado el 17 julio 2021 por Vcorbacho

Hace unos días fui convocado a una reunión con el Director General de Transportes de la DGA, en la que nos explicaron cómo han hecho, para con varios millones más de euros, empeorar el servicio de transporte público, y conseguir que sea un éxito de cara a la galería.

Lo cierto es que los cambios planteados, en el caso que yo representaba, y en otros más, ha sido una puñalada mortal a todo nuestro esfuerzo de lucha contra la despoblación, y te voy a explicar por qué:

  • De tres días de conexión con la capital de la provincia, Zaragoza, pasamos a dos. De hecho, ya nos han quitado uno sin justificación alguna.
  • De lunes y viernes que podemos ir y venir ahora mismo, y usarlo por algunos vecinos para poder pasar el fin de semana en el pueblo, se pasa a martes y jueves, de forma que es inviable ni siquiera venir a pasar el fin de semana.
  • Además, la ruta planteada carece de sentido: quieren que estemos en un hospital en el menor tiempo posible, y nos eliminan todas las paradas intermedias en las que podíamos coger autobuses a nuestros centros de referencia.

Esta serie de despropósitos fueron dichos uno a uno ante el señor Director General, quien de malas formas, y tirando de los galones y ventaja que lidiar en un cargo político de esa envergadura, sobretodo por la facilidad lingüística para no decir nada, da respecto a un alcalducho de pueblo, capeó como pudo toda mi argumentación, cogió el móvil y salió por la puerta para no dejar que lo rebatiera.

Porque no, resulta, señores del Gobierno de Aragón, que aquí un servidor se miró su mierda de proyecto de transportes, estudió las fórmulas que se han inventado sin sentido, y aplicó los valores. No sé si son ustedes conscientes de una cuestión fundamental: los que nos sentamos calladitos a escuchar sus rapapolvos, también tenemos estudios. Y que ustedes me pongan un factor de eficiencia de combustible con valor fijo a 0 con el único objetivo de que les salgan las cuentas para los concesionarios, me chirría; y me chirría porque puedo entender que en la ruta de Fuencalderas (hasta ahora Zaragoza Biel) nos pongan una tartana obsoleta, como vienen haciendo, y cuya eficiencia es nula, pero no entiendo que la eficiencia de un vehículo híbrido sea cero.

Aún tienen la poca vergüenza de decir que hemos tenido plazo de alegaciones y no hemos dicho nada. No, señores, esto no va así, porque mientras nosotros dedicamos tiempo a nuestros trabajos, nuestras familias, y también a nuestros pueblos, para hacer cosas por nuestros ciudadanos, y que luego cada cuatro años ustedes se acuerden de nosotros y se pongan las medallas de nuestro trabajo para ocupar esos sillones en los que están, ustedes no se pueden dedicar a faltarnos al respeto.

Y eso, en definitiva, es lo que el Gobierno de Aragón, con el Departamento de Transportes a la cabeza, ha hecho: ha faltado al respeto a más de un tercio del territorio de la comarca más grande de Aragón, y a todos los ciudadanos que viven en Fuencalderas, Biel, El Frago, Luna, Erla, Sierra de Luna y Las Pedrosas.

Y ahora, señor Director General, con todo mi respeto, sepa que porque usted no quiera escuchar mis razones, que son las de los ciudadanos; que porque usted se salga faltándonos al respeto a hablar por teléfono para no dar pie a que le responda, cuando los allí presentes estábamos faltando a nuestros puestos de trabajo; que cuando usted con buenas palabras luego intentó arreglar la situación; que cuando nos reprochó que habíamos tenido tiempo de alegar; y que cuando, en general, tuvo ese comportamiento tan poco digno, al amparo del cargo que usted ocupa, seguramente no contó con que un servidor era capaz de plasmar aquí ya no solo su malestar, sus inquietudes o las reivindicaciones de los ciudadanos y el territorio, así que aquí les dejo esta entrada para que la puedan degustar, si es que tienen algún tipo de decencia, cuando ustedes quieran.

Hemos propuesto soluciones para este tema, yo mismo se las dije y no quieren adoptarlas, y no, no me vale que pregonen que la Universidad de Zaragoza ha hecho un estudio. Con todos mis respetos, seguramente quienes lo han hecho han dado unas indicaciones, y al final ustedes han leído, o escuchado, lo que han querido.

Nos están sentenciando a la muerte de nuestros municipios de facto. Dijo usted que "no se podía presuponer que la administración pública no luche contra la despoblación" cuando yo le recriminé que esta medida dinamitaba todos nuestros esfuerzos por ganar población. Se marchó y no me dejó responderle, pero sepa usted que yo no presupongo, y a estas alturas nadie lo hace: ustedes no ayudan en nada a la lucha contra la despoblación. Usted mismo lo dejó claro: dice que quiere terminar con el transporte privado y me anula el transporte por carretera, que es un servicio. Ahí radica el fondo de la cuestión: no tienen claro lo que es un servicio público, no lo van a tener nunca; porque los pueblos pequeños sabemos lo que son los servicios y los mantenemos con un esfuerzo titánico, y ustedes sólo se dedican a hacerse fotos y titulares.

Y ahí seguiremos, dando soluciones, para paliar las deficiencias a las que someten a nuestros ciudadanos, que pagan igual o más impuestos que los de Zaragoza o los de otros municipios grandes, y a los que además tenemos que penalizar revirtiendo parte de esos impuestos en suplir carencias por su nula diligencia en la prestación de servicios.

Si en algún momento realmente quieren hacer que Aragón prospere, y quieren remendar la chapuza que han hecho, aquí estamos para hablar, porque a diferencia de ustedes, siempre tan ocupados, nosotros siempre estamos dispuestos a dejarlo todo para ir donde haga falta para defender a nuestros vecinos.

Les recomiendo, eso sí, que en el futuro, traten con más tacto a los representantes de los ciudadanos, y a los ciudadanos en sí, porque créame que, aunque intenten controlarnos no dándonos cobertura con la prensa (que esto es otra, ustedes se piensan que por decir que los medios no nos saquen con nuestros problemas ya lo tienen arreglado), sepan que tenemos muchas formas de hacernos oír.