Incursiones vikingas sobre el Reino de Asturias

Por Rafael Rafael Morilla San Jose
La situación del Reino de Asturias en un punto clave para las comunicaciones marítimas, ya desde la Prehistoria, facilitó ancestrales contactos con el mundo atlántico. Por otra parte, debido a la orografia, la cornisa cantábrica ha estado muy volcada a dichos contactos y la península Ibérica se halla en la ruta natural procedente del Mar del Norte que, una vez atravesado el Canal de la Mancha y rodeada la península de Armórica -el gran Finis Terrae galo-, continúa hacia el Suroeste para acabar cruzando el Estrecho de Gibraltar y llegando al Mediterráneo. Por tanto es comprensible que los escandinavos, siguiendo su vestvegr o Ruta del Oeste , acabasen recalando aquí. Así,en el año 838 incursiones de normandos afincados en Irlanda ya habían asaltado algunas partes del norte peninsular, sin llegar a ser meras avanzadillas piratas.
 La primera incursión: año 844
Los vikingos llevaban desde el comienzo del siglo IX saqueando y asolando las regiones costeras de la Europa atlántica; tras pasar por los Países Bajos, las Islas Británicas y Francia, y siguiendo esa ruta natural antes mencionada, le tocó el turno a las costas astures. Según las fuentes, en el año 844 partió del Garona una flota normanda que, tras una tempestad que les impidió tomar tierra en lo que sería el actual País Vasco, llegó a las costas asturianas.Entre el 31 de julio y el 1 de agosto del año 844 más de 100 naves vikingas con rumbo hacia el sur peninsular fueron avistadas en la playa de San Lorenzo (Gijón).Tras un intento de desembarco los nórdicos fueron expulsados de la bahía de Gijón por las tropas de Ramiro I por lo que fueron saqueando toda la costa cercana a Gijón y continuaron hasta desembarcar junto al Farum Brigantium, la Torre de Hércules, en La Coruña. Desde esa cabeza de puente saquearon toda la zona colindante y continuaron hasta adentrarse en la provincia de Lugo, donde desgraciadamente para ellos,se toparon con el ejército de Ramiro I, rey de Asturias, que desde hacía tiempo habían estado observando los movimientos de los escandinavos. Empujaron a los vikingos hasta la ribera del Miño y les obligaron a librar combate en un lugar llamado hoy Camporramiro. La "Cronica General de España" de Rodrigo de Toledo y Lucas de Tuy afirma:
"Y así ocurrió allí que el rey don Ramiro los venció y desbarató, y luego mandó poner fuego a la flota y les quemó LXX naves".

Expulsados del reino de Asturias, los vikingos continuaron hacia el Sur para continuar sus actos de piratería llegando poco después al estuario del Tajo y, ya en territorio musulmán, saquearon la ciudad de Lisboa durante trece días. De aquí continuaron hasta Cádiz, penetraron por el Guadalquivir y el 29 de septiembre llegaron a Sevilla. El saqueo e incendio de esta ciudad, duró varios días. También hubo saqueos en Medina Sidonia, Cádiz y Coria del Río.
Por tanto, destruyeron Sevilla, cuyos habitantes se refugiaron en Carmona y pidieron ayuda a Córdoba, y ‘Abd al-Rahman II envió un gran ejército. Tras varias semanas de correrías por la región, los vikingos fueron derrotados; muchos cayeron, y los que quedaban huyeron y continuaron hacia el Mediterráneo. Sin embargo un pequeño grupo quedó aislado en territorio musulmán y pidió la paz, que les fue concedida, se quedaron, se convirtieron al Islam, fundaron familias y se dedicaron durante varias generaciones a la elaboración de quesos.
 Segunda oleada, 858-861
Pero está no fue la única vez que los vikingos arribaron a las costas asturianas. Especial relevancia tuvo la zona de Candás y Luanco donde las naves que pretendían doblar el cabo peñas solían esperar mejorías de tiempo y se avituallaban de agua y comida para su travesía. Estas tierras, más las próximas a la actual Tazones y Lastres, fueron objeto de visitas vikingas durante los años comprendidos entre el 858 y 861. Se trataban derazziasveraniegas que el rey Ordoño I, según los escritos de la época, supo atajar. Los vikingos llevaban pieles de vaca recién sacrificada colocadas por todo el barco porque losnativos de éstas costas al verles llegar les disparaban flechas incendiarias con el propósito de hundir sus barcos (en lo que sería la entrada a la ría de Villaviciosa una nave vikinga fue hundida, permaneciendo durante varios cientos de años sus esqueleto en el lecho de la misma). Incluso parece ser que algunos miembros de las tripulaciones llegaron a asentarse en suelo asturiano, dando lugar a un linaje de hijos rubios y pelirrojos poco comunes en estas tierras.
En tiempos de Ordoño I, sucesor de Ramiro I, los vikingos volvieron a atacar el Norte de la Península. En 858 entraron por la ría de Arousa, vía de fácil penetración y jalonada de múltiples playas, que les sirvieron como punto de base desde el que asaltar los distintos lugares. Iria Flavia, antigua sede episcopal y puerto más próximo a Santiago de Compostela, situada al fondo de esta ría fue saqueada y todo el clero de esta ciudad se refugió en Compostela (estaba amurallada) que fue sitiada por los escandinavos. Los habitantes de este enclave les pagaron un tributo para librarse del saqueo, mas los atacantes quisieron, aún así, entrar en la ciudad. Fue entonces cuando llegó el conde Pedro al frente de un ejército, enviado por Ordoño I, poniéndolos en fuga y levantando el sitio. Esta derrota debió de ser considerable, pues de los cien barcos que traían los vikingos sólo les quedaron sesenta y dos.
Nuevamente partieron hacia el Sur e intentaron desembarcar en la costa portuguesa, pero los musulmanes presentaron batalla y se apropiaron de dos de sus barcos. Los sesenta restantes consiguieron llegar hasta el Guadalquivir y luego hasta Algeciras, ciudad que saquearon y cuya mezquita fue incendiada. Tras algunas incursiones por el Norte de África, atacaron la costa de Murcia, llegando hasta Orihuela. Pasaron el invierno en la costa francesa, cerca de Camargue, y al emprender el regreso, según cuentan los cronistas árabes, siguieron por la costa penetrando hasta Pamplona, probablemente tras remontar el Ebro, y allí hicieron prisionero al rey García, que tuvo que pagar un rescate de 90.000 dinares para poder ser liberado.

Algunas fuentes parecen indicar que la propia capital del reino, Oviedo, fue víctima de algún ataque norteño. En lo que sería los actuales terrenos de la antigua cárcel de Oviedo, Alfonso III mandó construir una fortaleza alrededor del año 875. En esta fortaleza, de la que ya no queda vestigio alguno al ser totalmente destrozada durante la Guerra de Independencia, se podía leer la leyenda”Caventes, quod absit, dum navalis gentilitas piratico solent exercitu properare, ne videatur aliquid depirire”(“Estad alerta, alejaos cuando las naves de los piratas paganos tienen por costumbre hacer incursiones, procurando que nadie perezca”[/i]). Además la existencia de la “cámara secreta” de San Julián de los Prados, sólo accesible desde el exterior y con una escala independiente, parece corroborar las teorías que apuntan a la capital asturiana como blanco de los ataques piratas vikingos (apenas hay 30 km a la costa).

En un principio las flotas vikingas cogieron por sorpresa a los habitantes de estas regiones pero a medida que tomaron conciencia del peligro, se mostraron cada vez más preparados para dichos ataques desde el punto de vista defensivo y militar, de modo que los mismos vikingos tuvieron que realizar sus incursiones en otros lugares más indefensos y vulnerables o donde no se hubiera conocido aún de primera mano la fuerza de sus acometidas.
Así, en el Reino de Asturias se construyen multitud de estructuras defensivas y se fortifican innumerables enclaves ante los ataques de los escandinavos, al tiempo que los reyes y los poderes nobiliarios y eclesiásticos intervienen para frenarlos. Otra de las consecuencias es el traslado definitivo de la sede episcopal de Iria Flavia, ciudad costera de la ría de Arousa, a Compostela, más al interior y por tanto menos vulnerable. El obispo Teodomiro de Iria Flavia, quien supuestamente descubrió la tumba de Santiago, ya se hizo enterrar en la nueva iglesia construida en Compostela, pero el traslado de la sede no se hizo de forma oficial hasta que comenzaron las primeras incursiones vikingas.
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Fuentes consultadas:
Velasco, Manuel (2008) Breve Historia de los Vikingos, 
Yves Cohat, Los vikingos, reyes de los mares Arias Jordan,Cristina, Las incursiones vikingas en la Peninsula Iberica
http://www.elgrancapitan.org/foro/viewtopic.php?p=395903