La gente ha concluido que las izquierdas, verdes, anarquistas, socialistas, comunistas, ya no son su partido porque no resuelven sus problemas y se lanzan en brazos de los populistas, del nacionalismo. Efectivamente la crisis de la izquierda puede potenciar eso, pero la responsabilidad individual también existe y cada cual que se arrima al nacionalismo, debe tener claro quiénes son los suyos, los que pueden comprenderle porque conozcan y vivan en sus mismas condiciones, porque después nos encontraremos con un ejército de encorbatados alumnos de colegios privados en los escaños del Parlamento. Si ahora los hay en nuestros partidos, podremos echarlos, en los otros, me temo será imposible.
Todas las cuestiones que rodean una vida, los salarios, la vivienda, el trabajo o el paro, las pensiones, sanidad, las condiciones de los barrios, los colegios con instalaciones desconchadas y sucias, con pocos profesores y muchos alumnos mezclados por aulas, sin libros, desahucios, salario social, o ganarse la vida como mejor se pueda, todo eso, solo se mira desde la óptica del catalanismo, se han abandonado otras miradas necesarias. Les invito a mirar otras identidades, la clase, el sexo, la común creación de un cuerpo cívico político con una identidad nueva. La derecha españolista y catalanista haría bien en percatarse de la necesidad del movimiento sindical y los partidos de izquierda, necesarios para mantener un espacio común de vida colectiva, distinto a la selva. Cuando no quede nada que perder, porque todo esté perdido, la selva les aparecerá repentinamente. ¿Cuántos nacionalistas estuvieron con Franco, o fueron cargos entonces y lo son ahora? ¿Cuantos individuos de las élites catalanistas han estudiado en colegios públicos, junto con los trabajadores y clases populares? ¿Cuantos de entre ellos no tienen estudios, cuantos trabajaron en fábricas, en el tajo o en el campo con sus manos? Los grupos de poder catalán estudiaron en colegios privados, viven en las mejores casas de allí, tienen los mejores coches, los mejores empleos, las mejores vacaciones, las mejores rentas, prestigio poder… ¿qué los une con muchos individuos que hoy apoyan la independencia y que están en el paro, que no tienen sanidad, ni posibilidad de comprar libros para sus hijos, que trabajan en empleos de camareros o vendedores, en fábricas o en oficinas, que los une? ¿Acaso querrán lo mismo quienes ordenaban y pegaban con las porras a los indignados que los que sufrían los golpes? No viven en tus barrios, no fueron a los mismos colegios públicos, no trabajan en los mismos entornos laborales con similares condiciones, tienen status, poder y dinero y seny, es un mundo diferente. ¿Y luchan por lo mismo? Las élites catalanas y sus seguidores han decidió asumir el papel populista, -todos dentro de la batidora- aparentan respeto y defensa del trabajador y emigrante, han pasado a ocupar el puesto de líder de opinión entre una población que desprecian por cultura, por dinero, por etnia, pero que pretenden utilizar como su ejército de liberación nacional. Las políticas que promueven los ricos, sintetizadas en los impuestos para los que los pagan, o lo que es lo mismo, no pagar impuestos, reducirá el estado de bienestar de los trabajadores, se presentan como necesarias para el bienestar social de los catalanes todos, -de repente ya no hay negros ni blancos, todos grises, solo que unos son claros y otros oscuros-, y los medios de comunicación nacionalistas hacen el resto, financiados y partícipes de los mismos intereses. PD. La imagen es portada de un libro favorable a la independencia de Joan Canadell i Albert Maciá.