Pero cuando uno de los pedidos de Jane queda olvidado en la estación del tren, el negocio se va a pique. Jane responsabiliza entonces al funcionario encargado de la línea y, con la ayuda de su amigo y abogado George Denham, le pone una demanda.
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Es graciosa, sonríes en todo momento y hay algunas situaciones chispeantes gracias a un medido guión donde los diálogos divertidos se suceden con buen ritmo.
La fotografía es preciosa y los intérpretes, en gran número, lo hacen de maravilla.
Hay una buena dirección de los llamados "extras", donde se ve que se ha ensayado de lo lindo.
Al final de su visión, deja un halo de cinta más que agradable.