Es un complejo enorme, tiene 22 templos por lo que lleva un buen rato verlo y disfrutar de él. Merece la pena tomarlo sin prisas. Está dedicado a la Santa Trinidad del hinduísmo de la que os hablé en el post de Java: Shiva, Vishnu y Brahma, aunque, como en todos los templos hinduístas, muchas otras divinidades también encuentran su lugar aquí. El templo principal representa las siete capas del Universo, y al subir por él se van abriendo accesos a otros templos, patios y santuarios.
Se encuentra situado a unos mil metros sobre el nivel del mar, en las faldas del volcán Anung, que con sus más de 3000 metros es la montaña más alta de la isla, y por supuesto sagrada para los balineses. Las vistas desde lo alto del templo son increíbles, aunque la niebla tape la visión, el ambiente es muy evocador y misterioso...
Abre de 8 a 17:00, y la entrada son 7.500 IDR (y un plus por la cámara de fotos). Si vais sin guía, debéis saber que aquí, en las escaleras de entrada, hay un montón de falsos guías que os intentarán convencer de que es obligatorio acceder con guía y que debéis pagar por ello. Os dirán que son guardias del templo y que no podéis entrar si no pagáis más, u os intentarán camelar diciendo que con ellos podréis acceder a recintos prohibidos para los turistas. Nada de todo esto es cierto, mientras vayáis con el sarong, podéis pasar, los guías no son necesarios y desde luego, si un lugar tiene acceso restringido (que los hay, sólo para peregrinos) seguirá siendo restringido vayáis con quien vayáis. No os dejéis amedrentar, y si os resulta desagradable, acceder por otra zona menos concurrida.
Si miramos la historia del complejo, aunque se han encontrado restos desde hace dos milenios, fue en el siglo XIII cuando comenzó a usarse como templo hinduísta. Para reforzar su carácter sagrado, tenemos la historia de la erupción del Anung en 1963, que pasó por el templo causando daños muy leves, lo que los balineses vieron como una muestra clara de la benevolencia de los dioses y su amor por Pura Besakhi.
El templo está lleno de templetes, pagodas, esculturas y patios donde admirar la riqueza del arte balinés. Sus pagodas, que se ven como un bosque desde lo alto del templo, tienen siempre un número impar de tejadillos de paja (llamados merus) que van de 3 a 11, y que según nos explicó Riasa, muestran la importancia de la deidad a quienes está dedicados.
Como os he dicho, es un templo actualmente en activo, y de hecho es bastante fácil coincidir con alguna ceremonia. Nosotros coincidimos con una que tiene lugar cada determinado tiempo, en que la gente de un pueblo acude a honrar la memoria de los familiares muertos durante ese período, pues Besakhi es también la morada de los antepasados. Acuden todos los habitantes del pueblo que han tenido difuntos, llevando sobre la cabeza cestas con ofrendas para los dioses y los antepasados, todos vestidos con los trajes tradicionales, tan coloridos y alegres. Hay que ser respetuosos y no interferir en sus ceremonias, pero ellos son también muy amables y no les importa que les tomes fotos siempre y cuando no te vean malas intenciones.
Y hasta aquí la entrada sobre el templo madre. Toda una experiencia, el templo más espectacular que haya podido ver, y desde luego una visita imperdible si pisas Bali. ¡Espero que os haya gustado!