Fue coronada como Miss España contra todo pronóstico en 1997. Luego participó en Miss Universo y ahí bueno, no tuvo nada que hacer.
Desde que ganara en el concurso de belleza, la celulitis y el sobrepeso generalizado invadió su cuerpo y se puso como un ceporro.
Se dejó llevar por el poder de seducción de los canapés de los saraos a los que acudía.
Arrastró como pudo el peso de la fama durante ese año que se le debió de hacer más largo que un día sin pan. Algún desfile, estrenos, fiestas y un programa de televisión y despúes, la tierra se la tragó.
Sin embargo, años después se convirtió en toda una maga de las relaciones públicas como directora de Comunicación de firmas importantes hasta que la despidieron por tener cáncer.