Los que somos padres, seguro que hemos vivido alguna vez esta situación: Estamos charlando con otro adulto en presencia de un bebe. De pronto nuestra conversación rompe en sonoras carcajadas y el bebe, que no ha podido enterarse de nuestras palabras, se ríe también a carcajada limpia. Sólo por vernos a nosotros reír. Esto demuestra que la sonrisa es sobre todo comunicación. ¡Y menuda comunicación!.
¡Cómo nos gusta ver a alguien sonreír y cuánto nos cuesta llevar la sonrisa colgando en nuestra cara! Decía Wittgenstein que una boca sonriente sonríe sólo en un rostro humano, lo que quiere decir que la sonrisa sólo es capacidad de la persona humana, pero quizá también, que sin sonrisa, un rostro no sería plenamente humano.
Los medios de comunicación nos ofrecen a diario rostros doloridos, violentos, enfadados. Hemos llegado a inmunizarnos tanto que nos sorprende que alguien, sin conocernos, nos sonría y nos alegre con ello la mañana. Entregar una sonrisa, aunque nos cueste, a alguien que lo necesita es uno de los actos de amor más bonitos con los que empezar el día. Si es cierto que el amor mueve el mundo, sonreír es algo al alcance de todos que nos permitirá hacer un poco más humano este mundo nuestro y hacer así también más humana nuestra existencia.
¿Por qué no te levantas mañana con una enorme sonrisa? ¡Verás qué divertido es desentonar con todo el mundo!