Infancia al borde de la pobreza.

Publicado el 29 noviembre 2010 por ArÍstides


EDUCAD A LOS NIÑOS Y NO SERÁ NECEARIO CASTIGAR A LOS HOMBRES. Pitágoras.

Según un preocupante el Informe sobre la Infancia en España 2010-2011 de Unicef, el 24 % de los menores de 17 años está en riesgo de pobreza en este solar llamado España. Casi 2 millones de niños y jóvenes viven en hogares cuyos ingresos se hallan por debajo del 60% de la media nacional que toma como referencia de umbral de pobreza unos ingresos medios, para dos adultos y dos menores, de 16.300 euros al año.

Hoy ser pobre no significa tanto pasar hambre como estar malnutrido o un coste importante de oportunidades que se pueden concretar en dificultades para acceder a estudios medios o superiores, pagar tratamientos no contemplados por la sanidad pública, tensión en el hogar, sensación de ser distinto a los demás o vivir hacinados en unas casas mal acondicionadas. De hecho un síntoma de pobreza puede ser el 31,2 % de jóvenes entre 18 y 24 años que no han completado la educación secundaria y cuyo bajo nivel de cualificación augura trabajos precarios y mal remunerados.

Unicef recomienda elevar la edad mínima para contraer matrimonio con autorización judicial de los 14 a los 16 años con el fin de evitar situaciones perniciosas para muchos de esos 206 matrimonios registrados con menores. En realidad la organización muestra su preocupación porque los datos colocan al estado español como uno de los países de los 27 mienbros de la UE con más riesgo de pobreza infantil sólo superado por Italia, Letonia, Rumanía y Bulgaria.

Ser pobre hoy no es carecer de asistencia médica, vestido, alimentación o acceso a la escuela. Es sobre todo el coste de oportunidades que supone el carecer de una vivienda digna y de contar con los recursos materiales necesarios para asumir las responsabilidades de la buena crianza de los menores con la serenidad necesaria para su educación. Los datos son preocupantes porque se trata de un cuarto de la población infantil que algún día tendrá que acceder al mercado de trabajo sin los mínimos necesarios para poder ser eficiente en él.