Al ver a estas niñas conversando, compartiendo sus secretos de la infancia, trate, inútilmente, de encontrar en mi memoria los ecos del pasado.
¿De qué hablábamos cuando eramos niñas? ¿Qué secretos compartía con mis amigas?...
¡Cuanto tiempo ha pasado!!!. Que poca ayuda me brinda la memoria, sin duda, eran conversaciones hermosas, alegres, con algún matiz de caprichos, tristezas y celos, algunas veces, pero siempre esa intimidad tan próxima, tan única, entre dos niñas que comparten un momento de sus vidas.
Vi a estas niñas tan aisladas del mundo, tan atrapadas la una por la otra, que no deje de preguntarme ¿cuales eran mis conversaciones de la infancia?.
Claro esta que fue inútil querer recordar aquel pasado, apenas algún nombre, con mucho esfuerzo recordado.
¿Por qué este olvido, por qué esta amnesia? Vivimos, pasamos, crecemos, ¿por qué no nos es dado recordar, al menos, algunos fragmentos de aquel inocente pasado?. ¿El crecer implica necesariamente matar al niño que fuimos, o tal vez en algún rincón está esperando, pacientemente, que lo recuperemos?...
Debo admitir que lo intente, me detuve a mirar a las niñas, sigo mirando su foto y me sigo preguntando ¿como eran mis diálogos en esa infancia compartida con otra niñas, que ya tampoco son niñas? ¿En que espacio de mi memoria están aprisionados los diálogos, para siempre, o será posible alguna vez recuperarlos?...