Si hay una familia famosa en la historia de la literatura esa es la familia Brontë. A pesar de que las tres hermanas publicaron unas novelas que todavía hoy enganchan a nuevas generaciones, sus comienzos no fueron sencillas.
Al principio, las hermanas Brontë eran cinco hermanas y un hermano, Bradwell, el gran olvidado de la literatura. De estas cinco hermanas dos murieron en poco tiempo de tifus, ya que enfermaron en las condiciones insalubres que tenía la escuela de señoritas a la que asistían. Era barata porque su padre no pudo permitirse nada mejor.
Las tres que sobrevivieron y Bradwell pasaron su infancia vagando por los páramos ventosos de Yorkshire y escribiendo entre los cuatro un libro sobre reinos inventados. Pero con el tiempo se hicieron mayores y tuvieron que apartar a un lado la literatura. Charlotte se empleó como institutriz, algo que como reconoció, le sirvió para basar algunos personajes de Jane Eyre. Emily escribiría Cumbres borrascosas, donde los páramos de su lugar de nacimiento serían un personaje más de la novela, enmarcando esa historia de amor tóxico entre Cathy y Heathcliff.
Mientras tanto, Anne escribió Agnes Grey y Bradwell se dedicó a la poesía, aunque llevó una vida disipada y entregada al alcohol que hizo que las hermanas se olvidaran de él.
Llegó el momento de publicar, pero las hermanas sabían que el mercado editorial era territorio exclusivo de hombres, de modo que lo hicieron bajo un pseudónimo. Ya en la época Jane Eyre se convirtió en un éxito de ventas y contribuyó a la publicalicación de los de sus hermanas.
Llevaron una vida interesante, con claroscuros, en una familia en la que no todos se llevaban bien y en la que todos tenían algo que echarse en cara. Laura Ramos elabora una biografía entretenida y didáctica con la que aprender más de estas gigantes de la literatura.
Charlotte fabricó una imagen edulcorada de sus hermanas y vampirizó a su hermano, adicto al opio, alcohólico y endeudado