Infidelidad, sí pero controlada…

Publicado el 21 junio 2019 por Carlosgu82

Qué difícil es ser mujer casada, en pareja o con relación estable.

Y no lo digo por todo eso del Me too, del techo de cristal y el movimiento feminista que en el fondo detesto cuando se propasa y hace a los hombres unos seres abyectos y sin alma. Yo soy feminista, y no tolero que nadie me ponga una mano encima ni me de un grito. Nadie. Pero entre eso, que hay que denunciar sin esperar un segundo, y tachar a todos de violadores en potencia, hay un abismo.

Cuando digo que es difícil ser mujer, debería añadir que cuando superas los treinta y cinco, más. Y si encima tienes un trabajo de mierda, peor. Y puestos a añadir, adereza este cuadro con una casa con niños gritones y marido o pareja aburrido. Esos días son los que hay que detenerse a respirar y pensar un poco.

¿A ninguna de vosotras os ha excitado ser deseadas por otro hombre? ¿Ser objeto de sus fantasías? Diría que sí… Pero, entiendo que es complicado salir de una rutina de vida en pareja y familiar. Lo que en España llamamos echar una cana al aire. Y que, de paso, si eres mujer, está muy mal visto. Si eres hombre, tampoco está bien, pero se tolera más o se comprende mejor.

Y sé, por experiencia, que la infidelidad es un mal negocio. Al final, acabas complicándote la vida. Os lo aseguro. Por eso, y mientras se pueda, lo verdaderamente interesante sería poder enchufarnos con un interruptor a esa aventura deseada y salir de ella tan fácilmente como se ha entrado. ¿Parece fácil, no? No, no lo es. Los humanos tendemos a cometer errores como dar nuestro número de móvil, cuanta del Facebook, del Twitter, Instagram  y demás redes sociales que manejemos. Nos puede la vanidad de sabernos deseadas, del gusto de lo prohibido y de acercarnos al abismo de lo muy peligroso.

Y eso, queridas, es un error. Si vais, o tenéis el deseo de buscar una aventura que os saque dela rutina machacona del día a día, hacedlo con cabeza. Es cuestión de disciplina. Os digo, a mi entender, lo que se debería hacer. Y, cuando lo necesito, lo pongo en práctica.

Lo primero, es no dejar de querer a tu marido,pareja, novio y familia. Hay que mantener ese enganche. De lo contrario, terminaremos naufragando. Lo segundo, es, y a ser posible, irte a una zona que no sea ni cercana ni por supuesto habitual para ti. Si es una ciudad alejada, mejor. Aprovecha un viaje de amigas, de negocios, de trabajo… Y da rienda suelta a tus deseos allí. Lejos, sin las ataduras o problemas dela cercanía. En tercer lugar, inventa un nombre, una profesión, un perfil que sea completamente ajeno a ti. Incluso algo opuesto. Eso nos hará marcar distancia incluso con nuestra propia personalidad. Puede parecer una tontería, pero funciona. En cuarto lugar, jamás, jamás, jamás, des ni un móvil, ni redes sociales ni nada que te pueda identificar. Disfruta del momento sabiendo que se terminará. Lo sentirás más, y exprimirás mejor tus deseos. Y quinto y último, a la vez que esencial: cuando vuelvas de tu infidelidad a tu vida normal, sé en esos primeros días la mujer, esposa, novia o pareja modélica. Eso no significa que según llegues te lo comas a besos y acudáis el colchón como si no hubiera un mañana. Todo con mesura. Lo importante es que sientas ese vínculo que te une a tu familia, a tu pareja o tu compañero, marido, novio, o rollo, y lo trabajes. Haz lo posible por entrar en tu vida rutinaria con la mejor de las sonrisas, una disposición excelente y sabedora que si no lo haces así, no te descolgarás tan fácilmente de tu infidelidad. lo peor que hay es rememorar una y otra vez esa noche. Repasar momentos, caras, expresiones… No, no merece la pena. Trae, a la larga, muchos problemas. ¿Por qué es necesario seguir anclada a tu vida normal? Por dos razones principales. Una, porque la estabilidad suele ser lo que nos aleja de los problemas. La otra, porque nos hará disfrutar más de esos momentos de travesura e infidelidad.

Por eso, queridas, si hacéis esto de vez en cuando, os aseguro una relación muy satisfactoria. Con vosotras mismas, y con vuestra pareja o compañero. Si se lo queréis decir, eso ya depende de vosotras, de la personalidad de cada uno, de los gustos y fetiches. Pero, eso, amigas, ya lo dejo en vuestras manos.

Un beso, Lola.