Se adentra Juan Ramón Barat en el ámbito de la narrativa negra, y lo hace con tal soltura y filo lingüístico como si ésta no fuera la primera vez, motivos que es de suponer habrán pesado a la hora de concederle el XVII Premio de Novela Ciudad de Salamanca. Porque, además, las mafias dedicadas a la prostitución representan un tema peliagudo a la hora de novelarlo, porque existe el riesgo de dogmatizar o de caer en la brutalidad más exacerbada.
El autor valenciano entonces le regala al protagonista la presencia del policía Pedro Corrales, experto latinista, añoso y cachazudo, y se la regala también al lector, porque le aporta equilibrio a la novela. El tercer vértice lo componen los miembros de las mafias, capaces de una dureza brutal pero sin alardes, y las propias mujeres, engañadas en su primer viaje y violadas y apaleadas en su recibimiento.
Es un combinado listo para que le lector lo paladee, a veces con la amargura de los hechos, pero sin recrearse en el sadismo, y sin volverle la espalda incluso a la corrupción policial y a la indiferencia social. Esta historia nos muestra a un Juan Ramón Barat más maduro, que ha dado un serio paso al frente al entrar en un nuevo registro, demostrando que no sólo es un narrador juvenil o de género histórico. Se merece que lo leamos.
Infierno de neón. Juan Ramón Barat.Ediciones del Viento. A Coruña 2013. 240 páginas. 18 euros(LA VERDAD, "ABABOL", 4/1/2014)