Influencia: 3 Claves para que se tenga más en cuenta lo que dices. Descarga de forma gratuita el audio completo (.mp3) y el resumen (.pdf) de la publicación.
Te has preguntado alguna vez ¿cómo puedo decir las cosas para que me hagan más caso? ¿para que lo que diga se tenga en cuenta? ¿para conseguir la influencia que deseas en los demás?
Yo sí, y también muchos de mis clientes.
Lo que se ha comprobado una y otra vez, tanto desde el punto de vista de la comunicación y resolución de conflictos, como de la psicología de comportamiento o incluso de la neurociencia, es que, las mismas palabras pueden tener efectos diferentes. Es decir, la misma propuesta hecha con las mismas palabras pero por personas diferentes tiene resultados diferentes.
De ahí, que si queremos que nuestras palabras tengan una mayor influencia tendremos que considerar algo más que la forma de hablar.
Uno de los ingredientes a considerar es la relación. Dependiendo de la relación que tengamos con la persona con la que hablamos nuestras palabras de forma natural tendrán más o menos influencia. De ahí que para tener más influencia con nuestra palabra uno de los lugares donde podemos trabajar es en crear una relación fuerte y de confianza.
El resto de ingredientes para que aumente la influencia de nuestras palabras se pueden resumir en las 3 claves siguientes:
Clave 1: Ver el valor en todos los puntos de vista
Si quieres que alguien considere lo que estás diciendo, es más probable que lo haga si tú estás abierto a considerar que hay algo de valor en lo que la otra persona opina o ve. Ver el valor en lo que alguien dice o ve no quiere decir que tengamos que estar de acuerdo con lo que dice, pero sí ver que lo que dice tiene un sentido, por lo menos para el que lo dice.
Esta apertura hace que nuestras palabras suenen de otra manera, más como una proposición que como una imposición o como la verdad. Considerar que sólo hay una manera correcta o buena de hacer las cosas hace que lo que decimos se perciba como una exigencia o como que el otro está equivocado. Cualquiera de estas dos formas aumenta las probabilidades de que la otra persona se ponga a la defensiva o se cierre a considerar lo que decimos.
Esta clave, entonces, nos habla de poner nosotros la apertura de miras que esperamos de la otra persona.
Clave 2: Desapego al resultado
Si empiezas una conversación considerando que hay un solo resultado válido, que sabes cuál es la mejor opción y que el resto de opciones no sirven, tus palabras irán dirigidas a convencer con argumentos, a justificar tu posición. Eso llama a que la otra persona haga lo mismo, justificar y argumentar la suya.
Cuando nos mantenemos abiertos a que el resultado sea distinto del que yo imagino la conversación se convierte en una colaboración. Y resulta que las personas están mucho más abiertas a participar o alinearse con aquellas ideas o actividades que han sido también idea suya.
Déjate sorprender por las soluciones que podéis crear juntos.
Clave 3: Beneficio mutuo
La lógica o los argumentos de por qué una idea es buena son útiles, pero si la otra persona no ve el beneficio de la propuesta para él o ella, no va a considerarlo.
Necesitamos que exista un equilibrio entre lo que pedimos y lo que estamos dispuestos a dar.
Observa, antes de hablar, qué estás preparado para dar. Este puede ser uno de los beneficios para la otra persona. Es muy importante que ambos ganéis en el intercambio o, de lo contrario, la relación pierde y con ella la posibilidad de que en un futuro tus palabras tengan el impacto e influencia que deseas.
Cuando pensamos en el beneficio para la otra persona, la otra persona va a notar que le importas y eso es probablemente una de las posiciones desde donde aumenta la influencia de tus palabras.
Así que recuerda, no es tanto lo que dices o cómo lo dices, sino más bien cuál es tu intención final: convencer, proponer o crear juntos, el nivel de apertura que tienes a ver lo que el otro tiene que decir y si ves la ganancia para ambos.
Si alguna de estas ideas te ha resonado, ponla en práctica y dime cómo te ha ido.
Recuerda que a la hora de aprender, si la primera vez no te sale, celebra el dar el paso, la acción, y vuelve a ello. A veces necesitamos más de un intento. Bueno, por lo menos yo!
Recuerda que eres luz, así que sal ahí fuera y ¡¡brilla!!
Un abrazo enorme,
Mónica
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